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Martes, 9 de marzo 2021, 13:36
“Ni representan a los manifestantes ni consiguen su objetivo. Esas son las dos conclusiones a las que llega el salmantino David Tapia. Desde hace once años reside en el municipio de San Juan Despí, a tan solo 10 kilómetros de Barcelona y lo que está viviendo estos días la ciudad asegura que le es de lo más “desagradable”. Ataques a una comisaría, bancos, comercios, tiendas saqueadas y hasta la quema de una furgoneta de la Guardia Urbana con un agente dentro han sido algunos de los graves disturbios que se están registrando en las jornadas en protesta a la entrada en prisión del rapero Pablo Hasél.
“Están muy bien organizados. Jamás pensamos que podía ocurrir esto cuando se convocaron las primeras manifestaciones. Cada uno puede pensar lo que quiera y es libre de expresar su opinión de una forma pacífica pero al final estos no son manifestantes. Son vándalos, son terroristas, llámalos como quieras... Solo buscan la violencia y por culpa de ellos el objetivo de las manifestaciones no se está cumpliendo porque al final solo se está hablando de los daños que están causando”, afirma.
Y es que aunque afortunadamente él no se ha topado con ninguna de estas protestas violentas, asegura que ciudadanos completamente ajenos a este asunto lo han pasado mal. “Hay gente que se ha encontrado con el percal sin esperarlo porque pasaba justo por allí en ese momento y lo ha pasado mal porque se ha visto en una encrucijada. Por un lado tenían a la policía y por otro a los manifestantes y claro no sabes qué hacer en ese momento. Nosotros somos precavidos y si tuviera que ir a esa hora al centro evitaría pasar por ahí o dejar el coche”.
Pero sin duda lo que más lamenta David Tapia es quiénes están pagando “los platos rotos”. “Da rabia que el comercio y la hostelería, que bastante mal lo están pasando por las duras restricciones, acaben con esos destrozos. Es muy desagradable todo”, concluye.
De hecho para Juanma Sánchez, otro de los salmantinos que actualmente reside en Barcelona, estos actos son “la punta del iceberg”. “He visto que en el paseo de Gracia han tenido que blindar escaparates. ¿Eso quién se lo puede permitir? Claramente las empresas grandes, pero otros muchos no podrán. La hostelería y los pequeños negocios lo está pasando muy mal y, si ya tienen pérdidas por la pandemia, que les saqueen o les destrocen las terrazas pues obviamente no les ayuda. Creo que cuando pase todo esto y volvamos a la normalidad muchos tendrán que echar el cierre”, lamenta. “No se entiende muy bien por qué lo hacen porque las manifestaciones comienzan de forma pacífica. Luego vienen estos vándalos y se pierde el sentido de la manifestación. No piensan en el daño que hacen”.
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