Cultura compra dos obras del pintor salmantino Carnicero para el Prado

Salamanca siempre ha copado todos los focos de atención en el mundo del arte. Y todavía lo sigue haciendo. El talento que se fraguó y que se fragua en la capital del Tormes reluce en los mejores museos de España, además de que es capaz de traspasar fronteras. Así mismo lo ha demostrado el reconocimiento póstumo que el Ministerio de Cultura le ha hecho a Antonio Carnicero (Salamanca, 1748), comprando dos de sus obras para el Museo Nacional del Prado.

'Retrato de caballero' y 'Retrato de dama', ambos hechos en óleo sobre lienzo, han sido adquiridos por esta administración por 20.000 euros para destinarlos a las paredes de uno de los espacios expositivos más preciados de España, que, de ahora en adelante, lucirá las influencias de las que algún día se dejó influir Carnicero:la de la cultura francesa y la de las ideas de la Ilustración, que, a su vez, convivieron con el neoclasicismo y el romanticismo.

Perteneciente a una familia de artistas castellana, que trabajó en ramas como la de la escultura, la de la pintura o la del grabado, vivió el difícil tránsito de España a la modernidad, tal y como refleja el portal de la Real Academia de la Historia.

Aunque nació en Salamanca, Antonio Carnicero desarrolló toda su vida en Madrid, al haberse trasladado toda su familia a la capital después del entierro de su madre, fallecida el 8 de agosto de 1750.

La vida de Antonio estuvo unida a la Academia de San Fernando desde su ingreso hasta su fallecimiento, ocurrido el 21 de agosto de 1814, ya que fue en dicha institución donde consiguió premios y el nombramiento de académico de mérito, además del de profesor de Principios y del Natural, siendo las ensañanzas que impartió hasta pocos meses antes de su defunción.

Además, Antonio Carnicero 'se empapó' de la forma de hacer arte de Roma, donde permaneció seis años que encumbraron su carrera. Allí, participó y obtuvo premios en los concursos covocados por la Academia de San Lucas y la Escuela del Nudo. A su regreso a España, le fueron encomendados varios encargos como la decoración de la Real Basílica de San Francisco El Grande, para la que apostó por lienzos de grandes dimensiones sobre los milagros de San Francisco de Asís o la realización de los tapices que adornarían las habitaciones particulares de la Princesa de Asturias en el Palacio Real de El Pardo, entre otros.

El salmantino Antonio Carnicero firmó algunas obras como 'La coronación del Rey Alfonso XI y de la Reina Maria, su mujer'; 'San Francisco hablando con un perso­naje'; 'San Francisco cortando el pelo a una joven'; 'San Francisco calmando la tempestad'; 'San Francisco ante la Virgen'; 'San Francisco obrando un milagro';'San Francisco predicando a las aves'; 'Retrato de clérigo'; 'Dama con mantilla'; 'Retrato de Don Vicente García'; 'Retrato de Don Joaquín de Eguía'; 'Retrato de un hijo del Duque de Osuna'; 'Retrato de Señora desconocida'; 'Retrato del Infante Francisco de Paula'; 'Retrato de la Infanta Isabel de Borbón'; 'Retrato del Infante Carlos María Isidro'; 'Retrato de un niño con un pájaro en la mano'; 'Retrato de Carlos IV de cuerpo entero'; 'Retrato de María Luisa de Parma'; 'Retrato de Fernando VII'; 'Retrato de Manuel Godoy'; 'La elevación de un globo Mongolfier' o 'Virgen Inmaculada'.