Una joven fuma de una cachimba. LAYA

Uno de cada cuatro adolescentes salmantinos fumó en el último mes

El informe Estudes alerta que el 24% de los jóvenes entre 14 y 18 años consume tabaco

Domingo, 17 de marzo 2024, 10:08

Tanto Castilla y León como el resto de comunidades autónomas tienen 15 días para estudiar al detalle el plan antitabaco que el Ministerio de Sanidad les presentó este jueves y que aspira a ser más restrictivo respecto a los espacios en los que se prohibirá fumar.

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El Grupo de Trabajo de Tabaquismo de la SEE recuerda que España tiene una «alta prevalencia» de fumadores, pero ha puesto su atención en los jóvenes y adolescentes de 14 a 18 años. El informe Estudes de 2021 estimó que el 23,9% había consumido tabaco en los últimos 30 días, lo que indica la enorme facilidad de acceso a esta sustancia a pesar de la prohibición de su venta a los menores de edad.

El neumólogo y especialista en tabaquismo, Miguel Ángel Hernández Mezquita, explica que en el Hospital de Salamanca también se ha registrado un aumento en el número de adolescentes que se enganchan al tabaco, pero con el matiz de que «en general, no requieren fármacos como sí sucede con los adultos». «Desarrollan la adicción, pero para los jóvenes es más fácil entrar y salir del tabaco», añade.

La Unidad de Tabaquismo del Hospital de Salamanca atiende a los adolescentes, una vez que superan los 14 años de edad, aunque «en algún caso, de forma excepcional», han tenido que atender a menores de 14 años.

La nueva ley antitabaco también prestará especial atención a los vapeadores, que los neumólogos señalan como «la nueva vía de enganche de los jóvenes». «El váper, el cigarro electrónico y las pipas de fumar pueden contener líquidos con nicotina. De hecho, la mayor parte de ellos tienen nicotina y, por lo tanto, tienen capacidad adictiva», advierte el doctor Mezquita.

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Las metas

Las cinco metas del plan presentado por Sanidad son: prevenir el inicio de consumo de tabaco y productos relacionados; fomentar el abandono del tabaquismo y facilitar la ayuda para dejar de fumar; reducir la exposición ambiental a las emisiones de tabaco y productos relacionados en espacios públicos y privados y reducir la huella ecológica; promover la investigación aplicada y la monitorización en el control del tabaquismo y, finalmente, potenciar la coordinación y el establecimiento de alianzas.

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