Cuando Torres Villarroel se colapsaba con cientos de vehículos portugueses

Los turismos, cargados de maletas y bultos, con portugueses y europeos al volante que realizaban jornadas maratonianas de conducción -algunos jugándose la vida en la carretera-, salían de la carretera nacional 620 y se atascaban a su paso por Torres Villarroel, Puerta Zamora, Carmelitas, paseo San Vicente, puente del Sánchez Fabrés y Tejares antes de enlazar con la denominada “carretera de la muerte” a Ciudad Rodrigo, que acumulaba numerosos accidentes mortales. El elevado tráfico en la capital generaba ruido, contaminación y malestar no sólo para los ciudadanos sino también para los conductores que tardaban una media hora en cruzar los 8 kilómetros por el núcleo urbano.

La llamada “Operación Tránsito” daba bastante trabajo a la Guardia Civil de Tráfico que trataba de aliviar los atascos y el tapón en la ciudad con un desvío por Puente Gudino en Villamayor, aunque sin mucho resultado. De hecho, el tráfico era tan lento bajo el sol abrasador de agosto en vehículos donde el único “aire acondicionado” provenía de la ventanilla bajada, que aquellos que ponían su puesto de melones y sandías al pie del paseo San Vicente, acababan sin existencias. Las gasolineras de la ciudad también hacían caja con la venta de carburante, sobre todo, a principios y finales de agosto cuando más tránsito de vehículos con matrículas francesas, alemanas, belgas, suizas... circulaban.

El 27 de julio de 1989 se abrió provisionalmente al tráfico la circunvalación noroeste, aún en obras. Los primeros vehículos comenzaron a circular por esa nueva vía ante la notable expectación de políticos, cámaras y periodistas. Fue una obra del Mopu (Ministerio de Obras Públicas y Urbanismo) con financiación europea y española de 12,6 kilómetros que consiguió sacar el tráfico de la ciudad de Salamanca y que los vehículos acortaran su viaje de los 30 minutos a tan solo cinco. La nueva circunvalación para enlazar la N-630 y la N-620 no sólo sacó del casco urbano a los vehículos extranjeros del verano sino también a los camiones.

La obra implicó la construcción de 13 estructuras aunque lo más complicado del proyecto fue salvar el principal accidente orográfico que suponía cruzar sobre el río Tormes. Para ello se construyeron dos puentes de voladizos sucesivos de 200 metros.

No fue hasta una década después, en 1999, cuando Salamanca quedó conectada por la nueva Autovía de Castilla A-62 con Valladolid. Entre 2003 y 2005 se va construyendo por tramos la autovía hacia Ciudad Rodrigo, y en 2006 se completa la circunvalación cuando Fomento pone en servicio el tramo suroeste de Salamanca entre los enlaces de Buenos Aires y Los Montalvos. En 2008 se agrega el tramo de la A-62 hasta Fuentes de Oñoro, y desde entonces se espera completar el último tramo en la Raya.