
No es muy habitual ver un corzo a las puertas de Salamanca, sin embargo esta semana se han podido ver ejemplares solitarios en las inmediaciones del estadio Helmántico. De hecho, la Guardia Civil anunciaba en sus redes sociales el pasado miércoles que había tenido que liberar a uno que se había quedado encajado en la vara perimetral de las instalaciones deportivas de la carretera de Zamora.
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La sorpresa por la presencia de estos mamíferos tan cerca de la ciudad ha sido generalizada y la pregunta que se han hecho muchos salmantinos ha sido «¿qué hace un corzo a las puertas de la ciudad?» La respuesta la tiene la Asociación del Corzo Español. Uno de sus vocales, Federico Calzada explicaba que este fenómeno suele darse en los meses de primavera: «Una vez que ha pasado el invierno los corzos adultos expulsan de sus manadas a los machos jóvenes, que se pueden identificar por sus cornamentas pequeñas. En ese momento a ellos no les queda más remedio que buscar nuevos territorios en los que poder asentarse y es común verles cruzar carreteras durante los meses de abril y mayo», señalaba.
Calzada señalaba además que durante las dos o tres últimas décadas esta escena se ha convertido en algo más habitual para un animal que llegó a estar en peligro de extinción y que ahora campa a sus anchas por el Sistema Central: «Yo soy de Burgos y ahora se puede ver perfectamente por la Ribera del Duero o por la zona de Aranda a los corzos, con esto te quiero explicar que son cambios los que se han producido en su formar de vivir».
En la alimentación del corzo no pueden faltar las hojas de arbustos, de árboles bajos, las bayas y los brotes tiernos. Su adaptación al entorno le permite modificar la alimentación en función de la época del año. Mientras que en primavera predomina en ella la ingesta de herbáceas, en otoño son las gramíneas el sustento principal del corzo, tal y como señalan desde la propia asociación.
Lo que está claro es que lo visto en el Helmántico es un corzo. La principal diferencia entre corzo y ciervo es el tamaño de cada uno de ellos. Mientras que un ciervo adulto puede tener un peso que va desde los 80 hasta los 200 kilos, los corzos, en el mejor de los casos, no superan los 30 kilos. A esta diferencia sustancial de tamaño habría que añadir la cornamenta (número de puntas) en el caso de los machos.
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