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Juan Manuel Corchado en el edificio de I+D+i, donde trabaja el grupo de investigación Bisite. ALMEIDA
Corchado: «Gane quien gane, lo importante es que todos nos ilusionemos en un proyecto colectivo»
ENTREVISTA AL CANDIDATO A RECTOR DE LA UNIVERSIDAD DE SALAMANCA

Corchado: «Gane quien gane, lo importante es que todos nos ilusionemos en un proyecto colectivo»

«En mi equipo habrá personas de todo tipo de sensibilidades, algunas de las actuales, pero también gente nueva ilusionada con el proyecto»

Marian Vicente

Salamanca

Domingo, 7 de abril 2024, 06:00

Profesor de la Universidad de Salamanca y de Osaka, líder del grupo de investigación Bisite (Bioinformática, Sistemas Inteligentes y Tecnología Educativa) y empeñado en que la Inteligencia Artificial, que nos invade como los virus, esté al servicio y al alcance de cualquiera desde el Air Institute que preside. Catedrático, vicerrector de Investigación, director del Parque Científico y decano de la Facultad de Ciencias. El amplio currículum de Juan Manuel Corchado (Salamanca, 15 de mayo de 1971) lo hace candidato a suceder a Miguel de Unamuno como rector de la Universidad de Salamanca. Pero pocos saben que el aspirante a ocupar el sillón rectoral se crio en Ciudad Rodrigo, hijo de profesores o maestros de las «serradillas» y alumno orgulloso del colegio El Puente de Miróbriga, donde se «fogueó» en la vida de la calle jugando con orgullo con muchos niños de etnia gitana, con los que conserva una entrañable amistad. Defensor de lo público, sus tres hijos han pasado, como él, por el Instituto Lucía de Medrano, donde estudiaban los chicos listos de Salamanca, porque los «guapos» iban al Fray Luis de León. A ninguno de los niños que compartieron pupitre y balón con Corchado en la calles de Ciudad Rodrigo en la niñez y adolescencia le extraña que llegue a ocupar la máxima responsabilidad en la ocho veces centenaria Universidad de Salamanca, porque lo consideraban «muy listo» y ya vaticinaban que llegaría lejos.

¿Por qué quiere un catedrático e investigador de éxito dentro y fuera de España ser rector de la Universidad de Salamanca?

—Bueno, honestamente pienso que podemos hacer muchas cosas para mejorar lo que ya tenemos. Tengo una dilata experiencia, llevo años trabajando en esta Universidad como profesor, como decano, primero y después como vicerrector, responsable del Parque Científico cuando se me pidió que estuviera... Creo que, con la experiencia que tengo y las posibilidades que nos da ahora la adaptación a la nueva Ley de Universidades (LOSU) que nos permite estar un máximo de seis años y los cambios que está sufriendo nuestra sociedad, cumplo los requisitos para impulsar un proyecto de consenso en el que quiero involucrar a toda la comunidad universitaria y que todos nos ilusionemos para impulsar un cambio tranquilo y mejorar nuestro campus, la docencia y conseguir más medios para investigación y para que los estudiantes lleguen al mercado laboral en las mejores condiciones.

Díganos: ¿Había un pacto entre el rector Ricardo Rivero y usted para adelantar las elecciones y coger desprevenidos a los posibles candidatos?

—El rector ha dado sus explicaciones y yo las acepto. Yo perdí las elecciones hace siete años con Rivero y de alguna forma vi cómo las ganó él, que desde mucho tiempo atrás estuvo consensuando su programa con mucha gente. Ahora he decidido con tiempo hacer lo mismo: me he planificado, aunque es verdad que la dimisión ha acortado los plazos y no he podido hacer las cosas como me hubiera gustado con más tiempo. Pero lo que le puedo decir es que voy a presentar un proyecto de consenso en el que voy a involucrar a toda la comunidad universitaria que quiera ser partícipe de este proyecto y se verá en el programa consensuado con todos los centros y en el equipo que me acompañará.

¿Ya tiene equipo?

—Sí.

¿Nos puede adelantar algo?

—Solo le puedo decir que habrá gente de todo tipo de sensibilidades, algunos del actual equipo y también gente nueva.

Un grupo de gente pedía que los plazos entre la dimisión del rector y la celebración de elecciones se alargaran al menos seis meses, ¿cree que hubiera sido bueno para la Universidad?

—Es lo que hay. El rector Ricardo Rivero dimitió y la verdad es que los problemas nunca avisan y hay que tener la suficiente cintura como para estar preparado y resolver cualquier inconveniente que nos llegue. La rectora sustituta dimitió también y el siguiente rector sustituto tomó la decisión de convocar elecciones cuanto antes. La Junta Electoral ha hecho su trabajo en los plazos en los que la normativa que tenemos nos lo permite. Hay que aceptarlo y no darle vueltas a esto ya, porque no tiene sentido.

El perfil de los rectores ha ido cambiado a lo largo de los siglos, pero usted rompe con todos los perfiles que ha habido hasta el momento en la Universidad, ¿qué les diría a quienes piensan que es un riesgo apostar por un perfil como el suyo en una Universidad en la que tiene tanto peso la tradición?

—No creo que haya un perfil de rector. Creo que debe concurrir alguien que esté preparado, solvente, que tenga experiencia en la Universidad, que conozca bien qué es una Universidad pública como la de Salamanca y las implicaciones que tiene con la sociedad y que tenga ideas para hacerla crecer. Y creo que cumplo ese requisito y en el equipo que hemos diseñado hay más compañeros que lo hacen y otros que desde fuera del equipo estarán apoyando esta iniciativa. En este sentido la verdad que esta Universidad tiene profesores extraordinarios y podíamos encontrar muchísimos candidatos. Yo me postulo y entiendo que haya diversidad de opiniones. Es una Universidad pública muy democrática y tiene que haber gustos para todos.

Me refería a que usted ha dicho: «La Universidad de Salamanca merece ambición y futuro. La tradición ya la tenemos». ¿Cuál es su modelo de Universidad

—Necesitamos una Universidad pública potente. Una Universidad que tenga los mejores medios para cada una de las personas que estamos aquí y también muy insertada en las necesidades de la sociedad. Nuestra Universidad es prácticamente el elemento más importante para la vida en todas nuestras provincias y es muy importante nuestra relación con la sociedad. Y eso hay que impulsarlo al máximo en nuestro beneficio, pero también para darle a la sociedad lo que necesite. Necesitamos reducir la burocracia, adaptar nuestros planes de estudio a lo que la sociedad precise, necesitamos más financiación para investigación y es muy importante también cambiar el concepto de campus que tenemos. Vamos a crear nuevos campus, la Biblioteca de Humanidades que se necesita y a dotar de mayores recursos a los campus existentes para humanizarlos.

¿Se necesita ampliar los campus para nuevos grados?, ¿hay suelo en Salamanca?

—Hay suficiente suelo para impulsarlos. Hacen falta unas buenas zonas en las que nosotros podamos desarrollar nuestra actividad investigadora, donde los alumnos puedan hacer sus trabajos de fin de grado y donde haya una mayor conexión con el tejido social y empresarial para que esté cerca de nosotros y fomentemos algo que yo creo que tanto en Salamanca, como Béjar, Ávila o como en Zamora queremos: que las empresas se anclen en nuestras ciudades para potenciarnos. Somos una Universidad pública y nuestra financiación es pública y eso está por encima de todo, pero mejoraremos si conseguimos financiación externa, tanto de instituciones públicas como privadas.

¿Cuál es el principal hándicap, además de la financiación, para seguir creciendo?

—Realmente no veo un hándicap como tal y tampoco creo que tengamos que preocuparnos mucho por crecer en número de alumnos de forma desmesurada. Simplemente tenemos que mantenernos, atraer aquellos alumnos que necesitemos y darle lo que necesitan. Fíjese que en nuestra Universidad al menos el 75 por ciento de los estudiantes se quieren quedar a trabajar después en Salamanca.

Sin embargo, la Universidad de Salamanca los forma y después se tienen que marchar fuera a trabajar.

—Efectivamente, yo creo que ese es un esfuerzo en el que nosotros tenemos que trabajar con la sociedad salmantina también: facilitar que nuestros estudiantes se anclen en nuestras ciudades, en Salamanca, en Ávila, en Zamora y Béjar, y que crezcamos todos juntos como sociedad. Incluso nos permitirá en un futuro ser más selectivos y tener a los mejores. Creo que ese es nuestro reto. No creo que sea un hándicap, creo que lo podemos conseguir y estamos en el camino de ilusionar a todos en este proyecto porque fíjese, pase lo que pase y gane quien gane, estoy convencido de que lo importante es que todos nos ilusionemos con un proyecto que sea colectivo. Es lo que estoy haciendo: intentando atraer a toda la Universidad a este proyecto común.

Históricamente la Universidad ha mirado a Iberoamérica. Sin embargo, usted por su trayectoria investigadora y docente mira a los países árabes.

—Bueno, yo creo que tenemos que mirar en todas las direcciones. Creo que el ámbito de Iberoamérica es muy importante. El español es fundamental y eso lo tenemos que potenciar y en paralelo tenemos que crear un centro que impulse el resto de idiomas que se manejan desde aquí. Hay que darse cuenta que nuestra relación y el número de estudiantes que tenemos de toda América Latina es extraordinario, pero no podemos descuidar nuestro entorno que es Europa. Pero también tenemos unos estudios de Asia Oriental muy potentes y que nos abren la posibilidad de trabajar con algunos países de Oriente Medio. Tenemos que tener claro cuáles son nuestras fortalezas, que posiblemente estén en América, Estados Unidos, Europa y en países asiáticos.

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