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«Llevamos unas cuantas semanas en los que nada más ver entrar al niño por la puerta ya decimos otro con la bofetada», bromea un pediatra de Atención Primaria de Salamanca.
Las consultas de la provincia pueden confirmar que, tal y como advierte el Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades, hay un aumento en el número de casos de menores con el llamado 'virus de la bofetada', que en realidad es un eritema infeccioso originado por el parvovirus B19
«Esto no es nada novedoso», apuntan los pediatras, que están acostumbrados a ver este tipo de infecciones «todas las primaveras». A nivel europeo se habla de una incidencia superior a la habitual y en Salamanca lo ratifican: «Diría que se ha notado muchísimo más que otros años», apunta el doctor Javier Pellegrini.
«Este parvovirus lo tenemos a menudo, pero a veces se producen epidemias puntuales y ahora estamos en esa fase como en otras semanas han sido la escarlatina, el mano-pie-boca, etc», relata José Ruano.
Se trata de un virus que se contagia en las aulas «a través de secreciones y gotitas» y que tiene diversas fases, pero la más conocida es la primera etapa en la que los carrillos del niño se enrojecen mucho, dando la sensación de que acaba de recibir una bofetada. «Luego tiene otra fase que es un exantema por todo el cuerpo en forma de guirnalda o con bordes cartográficos, pero en cualquier caso no es una infección que genere complicaciones», tranquilizan.
Pellegrini añade que «a veces se puede confundir con el enrojecimiento de mejillas de la escarlatina», pero puntualiza que la escarlatina «es una enfermedad bacteriana, que va acompañada de anginas estreptocócicas y para el estreptococo tenemos unos test en las consultas que nos permiten diferenciar ambos problemas claramente».
El virus de la bofetada tiende a remitir al cabo de una semana, pero los pediatras siempre advierten a los padres de que no se asusten si reaparece. «Es curioso porque a veces, al mes siguiente, cuando el niño hace ejercicio o se pone al sol, vuelve a salir de nuevo el 'bofetón'», explican los profesionales consultados.
No existe un tratamiento específico, salvo para los posibles síntomas. Frente al picor en la piel, un antihistamínico, y frente a posibles dolores de garganta o articulares, el clásico paracetamol. Además, la prevención de no exponerse al sol durante un tiempo prudencial.
Respecto a la conveniencia, o no, de llevar al enfermo al colegio, los profesionales aseguran que una vez que aparecen los síntomas la capacidad de contagiar se desploma, por lo que no sería necesario dejar al menor en casa ni aplicar aislamiento.
Se ha observado que el riesgo para la población general se considera bajo, ya que la mayoría de las infecciones se presentan en forma de una enfermedad exantemática leve de la infancia, aunque pueden producirse algunas complicaciones. El riesgo para las mujeres embarazadas con menos de 20 semanas de gestación se evalúa como «bajo a moderado», considerando las incertidumbres sobre la circulación del virus, el hecho de que se estima que entre el 30% y el 40% de las mujeres en edad fértil son susceptibles a la infección y se producen resultados graves. en un pequeño porcentaje de embarazos infectados.
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