

Secciones
Destacamos
La Plaza Mayor es uno de los monumentos salmantinos de los que más presume la población local. Sus 88 arcos, 67 personajes labrados en sus medallones y sus más de 6.400 metros cuadrados la convierten en un impresionante enclave turístico que sorprende a todos los que visitan la ciudad.
Si resulta interesante contemplarla desde fuera, también nace el deseo de hacerlo desde dentro, para poder asomarse así a uno de sus 274 balcones y admirar las increíbles vistas del inmenso espacio que alberga en su interior y de los monumentos que destacan en el firmamento.
Y, como no, muchos aprovecharían la oportunidad para capturar este momento con una foto desde estos miradores, aunque hay uno que está vetado para cualquier visitante o vecino.
Se trata del más próximo al Ayuntamiento, en el segundo piso, al lado derecho según miramos desde abajo, y existe un drama amoroso y familiar detrás de las causas según cuenta una leyenda.
Esta historia relata que hubo un padre, vecino de la Plaza Mayor, muy preocupado por la honra de su hija, que era cortejada insistentemente por un estudiante de la Universidad que no era del agrado del patriarca.
Desoyendo las órdenes de su padre, la joven se asomaba al balcón cada vez que su enamorado realizaba una visita, por lo que el padre, ofendido por el romance que empezaba florecer entre ambos, optó por una drástica solución y mandó clausurar con una barra de hierro el balcón, impidiendo que su hija pudiese volver a asomarse.
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para registrados.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.