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María Sol, Russell, Jennifer y otro interno participaron en la reforestación de árboles en la Sierra de la Culebra, arrasada por los incendios de 2022.
La conexión con la naturaleza, una «salida terapéutica» para los presos de Topas

La conexión con la naturaleza, una «salida terapéutica» para los presos de Topas

Algunos internos, junto con 60 reclusos de otras prisiones, han participado en una actividad de reforestación de árboles autóctonos en la Sierra de la Culebra, en Zamora

Celia Luis

Salamanca

Lunes, 8 de enero 2024, 10:01

Russell, Jennifer y María Sol, tres reclusos de la cárcel de Topas, tuvieron la oportunidad de encontrar la libertad cuando conectaron con la naturaleza. Los tres y otro interno de Topas participaron hace unos meses en una actividad de reforestación de árboles autóctonos en la Sierra de la Culebra, en Zamora, una zona gravemente afectada por dos incendios en el verano de 2022. Gracias a Cáritas Castilla y León, esta actividad conjunta con otras 60 personas internas de varios centros penitenciarios les regaló «convivencia, solidaridad, encuentro, sensibilización ambiental y muchas risas». Además, todos sintieron que fueron tratados «como personas libres, no como presos».

Para Russell fue algo muy «enriquecedor y diferente a su día a día». «Cuando me propusieron la actividad no sabía si ir o no y menos mal que acepté. La disfruté muchísimo y la tierra me aportó una experiencia indescriptible. Fuimos dos días y recuerdo dormir como un bebé», ríe Russell.

El objetivo de las jornadas denominadas «Experiencia de repoblación» fue plantar unos doscientos castaños y la corta de encinas quemadas para favorecer su regeneración. La actividad la realizaron los internos en colaboración con una veintena de vecinos de las localidades zamoranas de Santibáñez de Tera y Santibáñez de Vidriales y otra treintena de personas entre funcionarios de prisiones, técnicos y voluntarios de Cáritas.

Antes de entrar en prisión, Jennifer iba mucho al monte a realizar rutas por la montaña, pero nunca imaginó «plantar arbolitos». «Lo recuerdo con mucho cariño, nos ofrecieron unas chaquetas y nos las pusimos todos. Ese simple gesto fue increíble porque no se apreciaban las diferencias..., nadie nos preguntó si éramos presos o no», expresa Jennifer emocionada.

María Sol tuvo la oportunidad de volver a reencontrarse con funcionarios de otros centros penitenciarios donde había estado anteriormente. «Me preguntaron qué tal estaba y les dije que perfectamente desde que decidieron enviarme a Topas, pues es la mejor prisión de las tres. En Asturias lo pasé muy mal, eran malos tanto los módulos conflictivos como los de respeto y no se preocupaban por nosotros. Creo que debe ser la cárcel de España donde hay más muertes por sobredosis y por apuñalamientos. Ahí tienes que andar esquivando a las personas como cuando circulas por la carretera y hay cosas tiradas, la gente es egoísta y no te puede ver feliz», lamenta María Sol.

La asturiana pide más iniciativas como esta porque se lo pasó «pipa»: «Ojalá se repitieran más a menudo, me lo pasé genial. Casi digo que no voy porque soy un poco vaga para esas cosas, pero Jennifer me convenció y luego no me quería volver», cuenta. Detalles tan simples como dormir todos juntos, comer en compañía de otras personas y degustar un simple pincho de tortilla y de calamares, son los que no se le olvidan a María Sol. «Nos llevaron a una cafetería y allí pedimos comida, estaba todo buenísimo. Lo único que no me dejaron fue pedirme un vino a pesar de que insistí», sonríe.

Al volver, María Sol tuvo que debatir con un funcionario de Topas para que le dejara meter «la acreditación» que le aportaron en la actividad. «La quise traer y no me la dejaban pasar, es una simple cartulina con un plástico, pero significa para mí un recuerdo muy bonito», dice.

Todos piden volver a realizar un proyecto similar porque fue una gran lección y una salida terapéutica para ellos «en todos los sentidos»: «Favoreció a la inserción social, contribuyó a la eliminación de los estigmas de la población reclusa y pudimos conectar con la tierra, la naturaleza y con el entorno, algo difícil cuando se vive entre rejas, expresan.

Cáritas considera transcendental el trabajo en red, así como las acciones comunes y los encuentros de convivencia. Por eso, el equipo regional se ha propuesto realizar más iniciativas comunes como esta.

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