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Una especialista del Hospital sujeta los pulmones durante el trasplante.
Así es el paso a paso de un trasplante bipulmonar en el Hospital de Salamanca

Así es el paso a paso de un trasplante bipulmonar en el Hospital de Salamanca

Desde el aviso de la ONT hasta que comienza una cirugía de ocho horas, pasando por un vuelo para ir a extraer los pulmones a otra ciudad

Javier Hernández

Salamanca

Lunes, 14 de abril 2025, 06:30

La imagen de José y Primitivo —receptores de un trasplante bipulmonar realizado en el Hospital de Salamanca— sonriendo y cantando ante los medios de comunicación es el desenlace feliz de un proceso gigantesco.

Sin tener que remontarse a la cantidad de años que el Complejo Asistencial de Salamanca lleva preparándose para poner en marcha este programa de trasplantes tan complicado, cada una de estas intervenciones moviliza a más de un centenar de profesionales y numerosos servicios hospitalarios.

Por simplificarlo de alguna manera, todo comienza con una alerta de la ONT (Organización Nacional de Trasplantes), informando de que va a haber un órgano disponible.

El jefe de Cirugía Torácica del Hospital de Salamanca, Marcelo Jiménez, explica que «hay donaciones que te permiten organizarte a tiempo». «Son donaciones por muerte encefálica. Puede ser gente que sufre un accidente cerebral, de tal modo que el cerebro está muerto, pero el resto de órganos funcionan. Cuando el propio donante lo ha dejado claro, o su familia lo autoriza, da tiempo a organizarse. La ONT ofrece primero una prioridad por hospitales —cuando hay varios dentro de una misma provincia—, después prioriza a la ciudad y luego a la comunidad autónoma. Como el nuestro es el único centro trasplantador de Castilla y León, todas las donaciones que se ofrecen para esta comunidad son para el Complejo Asistencial de Salamanca. La ONT sabe cuántos pacientes tenemos en lista de espera, su grupo sanguíneo… Después somos nosotros quienes valoramos si aceptamos esa donación, porque necesitamos que los pulmones tengan una talla adecuada al receptor, por ejemplo. De hecho ya nos ha sucedido algo así en este breve tiempo».

Cuando el Hospital de Salamanca acepta esa donación de pulmón, se activa todo el proceso: se moviliza a todo el equipo de trasplantes —sea la hora que sea— y se llama al receptor para que acuda lo antes posible al Complejo Asistencial.

Llega el momento de ir a por los pulmones. Una comitiva del Hospital vuela hasta la ciudad del donante y se encarga personalmente de la extracción del órgano. Son horas de máxima sincronización: «No bajamos a quirófano al paciente hasta que nuestro equipo en la otra ciudad no nos dé la validez. Esto significa que tienen que comprobar que los pulmones funcionan bien, que la oxigenación es adecuada, la radiografía es buena, la apariencia es óptima, que no tiene secreciones… Cuando nos dicen que todo está correcto y extraen los pulmones, vamos bajando al paciente para dormirle e iniciar el proceso», explica el doctor Jiménez.

Durante el transporte de los pulmones de una ciudad a otra, es clave la temperatura. «Lo que hacemos es sustituir la sangre que hay dentro del pulmón por un líquido especial para su conservación. Rellenamos el pulmón de ese líquido a cuatro grados y se mete en una bolsa con más líquido del mismo tipo, a la misma temperatura. El pulmón no va conectado a nada. Va perfundido y en una nevera que conserva la temperatura. Estas neveras pueden mantener el órgano durante más de cinco horas, pero nosotros no hacemos desplazamientos de más de 3-4 horas».

El transporte de órganos suele realizarse a través del aeropuerto de Matacán y, tan pronto como el órgano llega al hospital, comienzan los 'trabajos de banco'. Marcelo Jiménez continúa explicando el proceso: «De alguna manera tenemos que conectar esos pulmones con el cuerpo del paciente. Para eso, tenemos que preparar que los vasos sanguíneos coincidan. En este sentido, la circulación pulmonar es sencilla, porque tenemos que anastomosar la arteria pulmonar, otra de aurícula y luego los bronquios, pero no unimos las venas porque son muy finas, quedarían muy estrechas». ¿Cómo se unen estos vasos? «Pues con suturas. Con hilos», responde el torácico. Una meticulosa labor que toma «entre hora y media y dos horas por cada lado».

En ningún momento del trasplante el receptor está sin pulmones. Es decir, se le retira un pulmón para implantar el nuevo y, acto seguido, se repite el proceso con el segundo. En todo momento, se cuenta con el soporte del ECMO: una tecnología que ayuda a oxigenar el organismo durante el procedimiento… y horas después, porque aunque los pulmones se reactivan nada más ser implantados, lo recomendable es dejarlos reposar: «Es importante que en las horas siguientes al trasplante el pulmón esté en reposo. Realmente 'funcionan' desde que los conectamos al cuerpo porque les llega sangre, los ventilamos con aire y funcionan, pero esa activación tiene que ser muy progresiva. Si nada más implantarlos les dieras al pulmón todo el flujo, se produce un edema, que es muy peligroso. Usamos el ECMO para oxigenar parte de la sangre del cuerpo y que los pulmones puedan ir poco a poco», detalla.

El tiempo de espera hasta poder retirar la ventilación invasiva —extubar— y comprobar qué tal respira el paciente sin ayuda depende de cada caso —lo más habitual es entre dos y tres días—, pero en Salamanca se han extubado ya varios pacientes en apenas 24 horas, en vista de su buena evolución.

A la hora de señalar cuál es la fase más delicada de este proceso, los especialistas coinciden en que «todo es complejo, pero el seguimiento posterior es muy delicado», porque el riesgo de complicaciones en este trasplante existe, y no es baladí. «El problema fundamental en estos pacientes es que todos van a tener un cuadro inflamatorio, pero a veces es una reacción muy fuerte que puede producir fallos de todos los órganos».

El trasplante de pulmón supone un cambio drástico en la vida de los pacientes porque llega en situaciones límite: cuando ya se han agotado el resto de opciones. El jefe de Cirugía Torácica expone que «el pronóstico vital de estos pacientes es de menos de dos años. Significa que si no les trasplantas, pueden morir en el periodo de dos años, pero también pueden morir a los dos meses. Cualquier gripe o infección respiratoria seria les puede costar la vida porque no tienen reserva». En cambio, después del trasplante, las expectativas de futuro son de «calidad de vida total». «Estamos hablando de que estas personas pasan de una calidad de vida horrorosa que no les permite hacer nada a, después de años, volver a tener una vida normal. No solo prolongan la duración, sino que mejoran muchísimo su calidad».

Existe un 'pero', aunque merece la pena. Un paciente trasplantado tendrá una fuerte medicación durante el resto de su vida «porque el pulmón es un órgano en contacto permanente con el exterior, por lo que es más susceptible de infectarse y también necesita más inmunosupresión».

En cualquier caso —añaden—, los tratamientos para la inmunosupresión y para las infecciones son cada vez más eficaces, lo que se traduce en un mayor tiempo de supervivencia tras el trasplante y, en consecuencia, en un mayor éxito integral de este programa que solo nueve hospitales —incluido Salamanca— ofrecen en toda España.

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