O se le da un nuevo uso que haga sostenible económicamente su mantenimiento y su costosa conservación, o el complejo religioso declarado Bien de Interés Cultural (BIC) corre un alto riesgo de deteriorarse y degradarse ante la imposibilidad de seguir destinándolo al uso para ... el que fue construido, dado que hace ya cuatro años que ninguna de las religiosas franciscanas vive en él. Es, en resumen, la justificación con la que este martes se lleva a la Comisión de Fomento del Ayuntamiento una modificación del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) para cambiar el uso actual del convento de Santa Clara y dar un primer paso para su futura conversión en hotel.
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Actualmente el planeamiento urbanístico solo permite funciones religiosas para este edificio que da nombre a todo un barrio de la ciudad. Frente a ello, la congregación propietaria del monumento, en colaboración con la Fundación Las Edades del Hombre y a través de un empresa inmobiliaria (Ingesurb), pide que se cambie a «servicios terciarios hoteleros y museo». Y, salvo sorpresas, así lo aprobará de forma inicial el pleno del Consistorio este viernes. Abrirá así un proceso de tramitación que se prolongará durante meses y que debe concluir con el visto bueno de la Junta de Castilla y León. De momento, hace unas semanas ya se expuso a los miembros de la Comisión Territorial de Patrimonio, dependiente de la administración autonómica, el proyecto urbanístico y se les transmitió la necesidad «de procurar un uso del inmueble compatible con sus características patrimoniales y que asegure su conservación en el tiempo de forma sostenible». El objetivo es que el edificio continúe siendo un atractivo turístico para el viajero gracias a su iglesia, sus pinturas medievales y su impresionante artesonado, y reconvertir los espacios dedicados a la «vida cotidiana conventual» que se han quedado sin actividad en un hotel. «La distribución del edificio es adecuada a usos habitacionales tales como servicios de residencias u hoteles, a las que cuales podría adaptarse con intervenciones que no alteren ni su tipología ni los valores por los que fue declarado BIC» en abril de 1976, precisa la documentación facilitada a los grupos políticos municipales. Por otra parte, la modificación del PGOU «no excluye otros usos de interés público y social», añade.
A finales de 2019, las cuatro religiosas que aún vivían en el convento de la Orden del Sagrado Corazón de Jesús de las Hermanas Pobres de Santa Clara se trasladaron al del Corpus Christi. La congregación hizo público el cese de la actividad conventual y el cierre del inmueble como lugar de residencia. Unos meses después Las Edades tomó las riendas para darle nueva vida a una parte del complejo conventual potenciando su atractivo turístico como Museo de Pinturas Medievales y facilitando el acceso al artesonado del siglo XIV. Sin embargo, quedan casi 5.000 metros cuadrados útiles en antiguos dormitorios, alacenas, cocinas, hospedería, lavandería, enfermería, noviciado y otras estancias —sin incluir otros 4.000 de huertas y patios— que actualmente carecen de utilidad.
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