«Los cigarrillos electrónicos son un gancho que llevan a los jóvenes a fumar tabaco»

Existen cientos de ofertas en internet. Los hay de distintos precios y de distintos sabores y se han convertido en uno de los regalos estrella para estas fiestas navideñas, pero los neumólogos y expertos en tabaquismo son rotundos: los vapeadores perjudican gravemente la salud pulmonar y este no es el único efecto adverso que su uso produce en nuestro organismo. El peligro de los cigarrillos electrónicos o vapeadores regresa a escena justo en el momento en el que, con el nuevo nombramiento de Mónica García como ministra, Sanidad se plantea regularlos. LA GACETA habla con el doctor Miguel Ángel Hernández Mezquita sobre su incidencia, las consecuencias de su uso y su futura y esperada regulación por parte de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica.

¿Qué es exactamente un vapeador y qué sustancias se inhalan cuando se vapea?

—Hay dos tipos de vapeadores. Hay unos que son los dispositivos para calentar tabaco y que contienen la misma nicotina que el cigarrillo convencional y hay otros que son los cigarrillos electrónicos.

¿Cuáles son los efectos del uso de vapeadores en la salud pulmonar?

—Hay muchos efectos adversos para nuestra salud pulmonar, pero también para nuestra salud cardiovascular. Estas sustancias producen inflamaciones y activan el riesgo de cardiopatía isquémica. Producen inflamación en el aparato respiratorio y también pueden producir cambios en la inmunidad pulmonar. Además, tienen efectos sobre la reparación del ADN mitocondrial, lo cual puede derivar en un cáncer porque contienen sustancias tóxicas como los metales pesados.

¿Qué incidencia pueden tener los vapeadores en el diagnóstico de un cáncer bucal?

—Todavía no hay datos sobre esto, pero el sentido común dice que, si contiene sustancias cancerígenas, su uso puede repercutir en cualquier parte del organismo y la boca no es menos.

Al igual que el tabaco perjudica a los fumadores pasivos, ¿sucede lo mismo con el vapeador?

—Hay un estudio muy interesante que analiza los niveles de cotinina en orina de las personas que conviven con gente que consume cigarrillos electrónicos. Este nivel es elevado en los fumadores pasivos.

¿Qué riesgos específicos presenta el uso de vapeadores en comparación con el consumo de tabaco?

—Hay auténticas destrucciones faciales y de piezas dentales, de los labios y de las manos por explosiones. Al final, son aparatos que contienen una batería y que también pueden explotar. Además, llevan sustancias excipientes que muchos no conocemos y que pueden producir las mismas neumonías que genera un cigarrillo convencional.

¿Existen diferencias significativas en los efectos a largo plazo entre fumar cigarrillos tradicionales y vapear?

—No hay estudios a largo plazo con los vapeadores, pero es de suponer que las sustancias cancerígenas que contienen produzcan cánceres, enfermedades respiratorias o patologías a todos los niveles. También pueden empeorar el asma o pueden contribuir con los años al desarrollo de una enfermedad pulmonar crónica.

¿Cuáles son las preocupaciones o riesgos asociados con el uso de vapeadores en adolescentes?

—En adolescentes, el riesgo principal es que esta es la bandera de enganche a que, en un futuro, consuman tabaco convencional. Estos dispositivos han gozado de una publicidad que ha fomentado su uso. Esto ha hecho que hayan sido y que sigan siendo la puerta de entrada al consumo de tabaco. No hay que olvidar que estos dispositivos también contienen nicotina y que esa nicotina es adictiva. Lo que pretenden los fabricantes es conseguir más adictos a la nicotina, a quienes vender sus productos.

¿Qué consejos o recomendaciones daría a alguien que está tratando de dejar de fumar y está considerando usar vapeadores como una alternativa? ¿Realmente lo es?

—Las sociedades científicas y, en concreto, la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica, están posicionadas en contra porque usar vapeadores es una forma de fumar, aunque la industria tabaquera lo promocione como un método para dejar de hacerlo. Y no es así. Estos dispositivos contienen nicotina y van a hacer que se retrase el intento definitivo que la persona está haciendo para dejar de fumar de una vez por todas.

¿Cómo es posible que un producto tan dañino lo consuman tantos jóvenes y hasta niños por debajo de 11 años? ¿Qué se debería hacer para regular su compra? ¿Qué opinión tiene sobre la regulación legal y sanitaria de los vapeadores en España y en otros países?

—Ha habido muchas lagunas en la regulación de estos productos. Estos productos deben regularse cuanto antes, al igual que el tabaco convencional, ya que provocan los mismos efectos adversos que el mismo. Tienen que existir las mismas restricciones para evitar que sus sustancias repercutan de forma negativa en el organismo perjudicando a nuestra salud pulmonar y a nuestra salud cardiovascular.

¿Cree que estos productos podrán erradicarse algún día de cara a tener una generación libre de humo en 2030?

—Es el objetivo hacia el que estamos caminando. No queremos que haya más adictos a la nicotina por estos dispositivos, los cuales han sido fabricados con distintos diseños atractivos para atraer a más jóvenes. Tenemos que evitar que los jóvenes accedan a ellos y tiene que existir una ley que consiga su regulación de una vez por todas, que es lo que se lleva persiguiendo durante mucho tiempo.

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