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Una clienta, comprando en una frutería del Mercado Central de Salamanca. ALMEIDA
La cesta de la compra se dispara desde la guerra de Ucrania: sube un 60%

La cesta de la compra se dispara desde la guerra de Ucrania: sube un 60%

En tres años, el precio de los alimentos ha subido tanto como en la década anterior. El azúcar, los huevos, las legumbres, el pan y los lácteos no paran de encarecerse. Cae el consumo de pescado y la carne de ternera tiene el coste más alto de la historia

Marino Hernández

Salamanca

Lunes, 7 de abril 2025, 06:00

La cesta de la compra no para de subir. La guerra de Rusia en Ucrania, que estalló a principios del año 2022, ha acelerado la inflación en toda Europa, con aumentos de precios en energía, materiales y alimentos que no se recordaban. En Salamanca, esta situación se refleja especialmente en el mercado de la alimentación, que se ha encarecido de media un 60% desde entonces.

Productos básicos en la dieta mediterránea se han disparado en este periodo. El precio del azúcar, la pasta, el pan, el arroz, la fruta o la carne parece no tener techo y dificulta a las familias la elaboración del menú diario. Las legumbres, los lácteos y productos derivados del pan han duplicado su valor en las tiendas y supermercados. Lo mismo ocurre con los huevos, que se han convertido en un alimento «de lujo». La recuperación del IVA de los productos básicos de alimentación, suspendido temporalmente por el Gobierno tras la pandemia, contribuye a que la cesta de la compra siga siendo cada día más cara.

El pescado no ha sufrido subidas de precios tan elevadas en estos tres años; sin embargo, el consumo ha caído, según señalan los propios profesionales. Las cifras oficiales, que hablan de un descenso de más del 35% en el consumo, son corroboradas por las pescaderías salmantinas, que reconocen que, a pesar de que aún se encuentran algunos productos a precios similares a los de hace años —como el boquerón, la sardina o el lirio—, muchas familias han reducido su consumo, limitándolo a una o dos comidas por semana.

La carne sí ha experimentado fuertes subidas de precio. El encarecimiento del pollo ha sido de más del 32%, y el del cordero, de hasta un 77%. El cerdo también ha subido, y la ternera se ha disparado más recientemente, alcanzando precios récord.

La fruta y la verdura también presentan subidas generalizadas. No obstante, en el caso de estos productos frescos, uno de los factores que condicionan la oscilación de los precios es la climatología. De hecho, hay algunos productos que incluso tienen precios más bajos que hace tres años, como por ejemplo el plátano.

En los mercados ya se nota la nueva legislación sobre el desperdicio de alimentos

El Boletín Oficial del Estado publicaba la pasada semana la Ley de Prevención de las Pérdidas y el Desperdicio Alimentario, la primera norma estatal sobre la materia en España, que culminó su proceso de tramitación con la aprobación en el Congreso de los Diputados el pasado 20 de marzo. Con esta ley, el Gobierno trata de fomentar el uso eficiente de los alimentos y reducir el despilfarro en todos los eslabones de la cadena. Pues bien, esto ya se nota en los supermercados de la capital salmantina.

La ley tiene como objetivo frenar el desperdicio de alimentos en toda la cadena alimentaria, desde los productores primarios —en la fase de cosecha y recolección— hasta los consumidores finales, tanto en los hogares como en bares y restaurantes. En los supermercados, tal y como ha podido comprobar este periódico, en las secciones de frutas y verduras sí se pueden encontrar productos más maduros y a punto de estropearse.

Los profesionales señalan que, lejos de verse beneficiados, esto es perjudicial para el establecimiento, ya que los consumidores optan por no realizar compras cuando encuentran los productos en ese estado.

La norma, según explica el propio Ministerio de Agricultura, obliga a los agentes de la cadena alimentaria a disponer de un plan de prevención de las pérdidas y el desperdicio. El objetivo es que las empresas realicen un autodiagnóstico de sus procesos productivos, identifiquen dónde se producen las pérdidas de alimentos, fijen medidas para minimizarlas y destinen los excedentes a otros usos antes de acabar en la basura.

La ley establece una jerarquía de usos, en la que tiene prioridad el consumo humano, ya sea a través de la transformación de los alimentos —por ejemplo, en zumos o mermeladas en el caso de la fruta— o mediante la donación o redistribución.

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