Por primera vez en seis años, Salamanca cerró con déficit su balanza comercial. 28 millones de euros es la abultada diferencia entre las exportaciones y las importaciones de la provincia a lo largo de 2023. Pero el desfase es todavía mayor si se ... atiende al volumen de la mercancía. La provincia compró casi un 36% más de toneladas de productos extranjeros que las que las empresas salmantinas lograron vender en otros países. Con casi 297.000 toneladas comercializas en el exterior, fue el ejercicio en el que menos se exportó desde 2010, pero el segundo con más importaciones —469.012 toneladas— de todo el siglo, solo por detrás de 2018.
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La inflación y la mala cosecha son dos de las principales causas que han llevado a Salamanca a dar un paso atrás en comercio exterior. Más concretamente se debe a que el uranio enriquecido haya alcanzado su precio máximo en, al menos, doce años y a la desmesurada compra de cereal en los mercados extranjeros. Aunque Enusa compró en 2023 para su fábrica de Juzbado 230 toneladas del químico radioactivo frente a las 267 del año anterior, la inversión realizada se elevó un 11,5%. Se destinaron 50 millones de euros más a comprar un 13,8% menos de cantidad de este material inorgánico. El impacto del encarecimiento de este producto en Salamanca no pasa en absoluto desapercibido, ya que su compra acapara el 42% del dinero que se moviliza en la provincia para pagar todas las importaciones anuales.
Por otra parte, tal y como ya informó LAGACETA, en 2023 Castilla y León registró la segunda peor cosecha del siglo. En Salamanca se recogió un 60% menos de grano que un año antes. Ante ello y para no tener problemas de abastecimiento, los almacenistas de la provincia importaron una desproporcionada cantidad de cereal de otros países para hacer frente a la alta demanda local. Todo ello, alentado por los bajos precios que se ofrecían en el extranjero. No se trata de un pequeño incremento de las importaciones, sino de que el cereal comprado en el extranjero se multiplicó casi por siete. De las 28.003 toneladas de 2022 se pasó a 187.857, una cifra de récord solo superada en las dos últimas décadas por 2018. Sin embargo, el importe destinado a pagar la llegada de esta mercancía creció en menor proporción debido a los bajos precios por los que vendían cereal otros países. Frente a los 10,1 millones de 2022, el pasado ejercicio se gastaron 48,7, casi cuatro veces más, según la estadísticas de comercio exterior de bienes de España y la UE del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo.
Pero la balanza comercial no se desploma solo por el aumento de las importaciones, sino también por una caída de las exportaciones. En 2023 se realizaron operaciones de venta en el exterior por 13,25 millones de euros menos que un año antes. El principal descenso se produjo en la comercialización en el exterior de alcohol etílico sin desnaturalizar. Las ventas cayeron en 42,6 millones de euros respecto al ejercicio anterior, lo que supone un descenso del 40,7%. Fueron más de 20.000 toneladas menos. Por el mismo motivo que se incrementó la importación de cereal, descendieron sus exportaciones. La mala cosecha hizo que se vendiesen en el extranjero casi una quinta parte de toneladas que un año antes. Frente a las 24.631, de 2022, o las 47.474,86, de 2021, el pasado ejercicio el Ministerio de Comercio solo contabilizó en las aduanas la salida de 5.537 toneladas de grano salmantino hacia el extranjero. Por ellas, se ingresaron solo 1,84 millones de euros, la cuarta parte de la cuantía que llegó a la provincia en el año anterior (8,71).
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