Realización de una prueba de tensión ocular. ALMEIDA

Cerca de 4.000 salmantinos no saben que están en riesgo de ceguera por el glaucoma

Se trata de una enfermedad que avanza sigilosamente, pero que causa un daño que ya no es reversible

Javier Hernández

Salamanca

Sábado, 15 de marzo 2025, 07:30

La Asociación de Glaucoma para Afectados y Familiares prevé que en solo cinco años habrá 15.000 salmantinos con glaucoma. Lo más preocupante de este dato no es que se trate de una cifra muy elevada, sino que más de 4.000 de los afectados no estarán diagnosticados. Notarán que ven peor, lo achacarán a la edad, pero no sabrán que se trata de un glaucoma y, por lo tanto, corren mucho más riesgo de quedarse ciegos.

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La 'ceguera silenciosa' se caracteriza por ser una de las patologías más infradiagnosticadas que existen. El oftalmólogo y profesor de la Universidad de Salamanca, Emiliano Hernández Galilea, señala que «el glaucoma afecta a entre el 1% y el 2% de la población por encima de los 40 años», pero buena parte de ellos no están diagnosticados «porque no se someten a una prueba de tensión ocular». Se trata de una prueba sencilla que, además, en los últimos años se ha democratizado porque la mayoría de ópticas ya realizan este rápido test cuando un cliente acude para graduarse la vista. En este caso, las ópticas utilizan una máquina que lanza un soplido hacia el ojo y calcula la tensión en milisegundos. «Hay que tener en cuenta que estás máquinas del soplido hipervaloran un poco la tensión en comparación el tonómetro que podemos tener en los hospitales», puntualizan.

Hernández Galilea recuerda que «el glaucoma es una neuropatía progresiva del nervio óptico, que va perdiendo fibras como consecuencia de unos factores de riesgo y el fundamental de esos factores es tener la tensión alta». El deterioro de esas fibras va alterando el campo visual del paciente. En concreto, la visión periférica: «La visión central que se usa para leer un libro, por ejemplo, no se ve alterada en un principio, pero alrededor se va perdiendo sensibilidad», explica el doctor Galilea.

El tratamiento que se emplea frente a esta enfermedad es bastante sencillo: un colirio: «Una vez que se verifica la hipertensión se recetan unas gotas de un colirio hipertensor que logra frenar la enfermedad, pero no consigue recuperar la visión que ya se haya perdido. Por eso es importante actuar lo antes posible», insisten.

El testimonio

Supo que tenía glaucoma por la tragedia que afectó a su hermano. «A mi hermano no se lo detectaron correctamente y se quedó totalmente ciego. Fue hace varias décadas y las cosas han cambiado mucho, afortunadamente, pero lo confundieron con unas cataratas y le dijeron que hasta que no estuvieran más formadas no se podían operar. Resultó que era un glaucoma, pero cuando dejó de ver por completo ya no tenia remedio porque esta enfermedad no es reversible», explica la salmantina Ramoni Ledesma.

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Alertados por lo sucedido con su hermano, todos los miembros de la familia se sometieron a una prueba y mientras que algunos familiares no estaban afectados, otro sí fueron diagnosticados, como es su caso.

«Yo llevo desde los 45 años utilizando el colirio para que la enfermedad no avance y, gracias a esa prevención, afortunadamente soy una persona que puede hacer de todo», asegura.

Ramoni detalla que esa pérdida de visión periférica que produce el glaucoma no es perceptible en los estadios iniciales: «El ojo se acomoda a lo que tiene, pero al cabo de un tiempo vas notando que la visión periférica no está. Por eso es tan importante controlar la tensión ocular, porque es una enfermedad muy silenciosa y cuando uno ya se da cuenta de que no ve bien... Eso lo ha perdido para siempre».

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Aunque pueda relativizarse una pérdida parcial de visión periférica, la salmantina asegura que «no existen palabras para describir lo que es dejar de ver».

La Asociación de Glaucoma para Afectados y Familiares están reivindicando que se considere como una enfermedad neurodegenerativa porque «en muchas ocasiones puede ir acompañada de otros problemas». «Si se incluye dentro de este grupo de enfermedades se podrá investigar más, porque hace mucha falta avanzar: cuando te quedas sin visión tu vida deja de ser lo que era».

La recomendación es empezar a someterse a controles de la tensión ocular a partir de los 40 años, pero sobre todo en el caso de que existan antecedentes familiares. «También es importante ponerse en manos de especialistas, que sepan realmente lo que se tienen entre manos», recalca Ledesma quien -en consonancia con la opinión de la asociación- avanza que las cifras del año 2030 pueden ser muy preocupantes: «Esta es una enfermedad que te afecta más, cuanto más edad tienes. En ese sentido, si cada vez hay más longevidad entre nuestra población, está claro que también va a aumentar la incidencia del glaucoma. La previsión es que en 2030 habrá muchos afectados y, por desgracia, muchos que no lo sabrán porque no han acudido al especialistas».

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