Este jueves la estadounidense Emily Carty, docente de la Universidad de Salamanca, vivirá por primera vez junto a su hijo la festividad del Día de Acción de Gracias o 'Thanksgiving', ya que el pequeño tiene tan solo once meses. Después de muchos años celebrando esta tradición en Salamanca, este año la estadounidense planea preparar una modesta celebración en familia junto a su madre, que ha viajado hasta aquí para la ocasión.
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«Se trata de una comida que se realiza en los hogares con platos típicos de cada región de Estados Unidos que las familias realizan con sus propias recetas y tradiciones que pasan de generación en generación. El pavo relleno siempre es la parte clave de la celebración, normalmente se hace al horno, aunque hay familias estadounidenses que lo cocinan en una freidora de grandes dimensiones», explica la docente. Una de las formas más habituales de preparar el pavo, según explica a este medio, es elaborando un relleno o 'stuffing', que consiste en una mezcla de pan cortado, apio, cebolla y especias que se introduce en el pavo antes de cocinarlo. «Cuando era pequeña, recuerdo ver a mi madre madrugar para cocinar el pavo, que solía ser de nueve kilos. Se tardaba en cocinar entre cinco y siete horas y se consumía aproximadamente sobre la hora de comer en España, sobre las tres de la tarde», manifiesta.
Sin embargo, la comida no es ni mucho menos lo más importante para los estadounidenses que vivirán esta festividad lejos de su hogar. El significado de la misma les hace sentirse un poquito más cerca de sus casas, incluso a miles de kilómetros: «Lo verdaderamente importante es ese espíritu de agradecer a la vida lo que uno tiene, especialmente amigos, familia y salud. Por este motivo es típico que en los hogares estadounidenses se junten muchas personas de la familia e incluso amigos», manifiesta Carty.
Uno de los grandes inconvenientes que se encuentran los estadounidenses que residen en Salamanca es la dificultad para encontrar pavos de grandes dimensiones y especias para preparar sus platos típicos: «Encontrar un pavo es muy difícil, por lo que algunas familias preparan un pollo asado. También las dimensiones del horno supone un problema, ya que en España estos aparatos son más pequeños», afirma. En especial, la familia de Carty prepara para la ocasión un plato de judías verdes típico de Estados Unidos, denominado 'Green Bean Casserole' y una tarta de calabaza con especias similares a la canela y la nuez molida.
La docente recuerda a este medio todas esas ocasiones en las que ha disfrutado de esta festividad con amigos. «Cuando estudiaba el doctorado no podía viajar a mi país por Acción de Gracias. Hacíamos una 'friendsgiving' con amigos. Los estudiantes y jóvenes que se encuentran fuera del país siempre se juntan con otros que están en la misma situación para celebrarlo pero a pequeña escala», manifiesta.
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María Jesús Rivas, dueña de uno de los puestos del Mercado, hace semanas que comenzó a recibir los encargos de estadounidenses de pavos enteros para el Día Acción de Gracias. Las piezas han sido recogidas por los clientes entre ayer y hoy: «El que quiere un pavo de este tipo lo encarga con tiempo. Este producto siempre viene por encargo y los traemos de todos los tamaños. Tenemos 'pavitas' de entre cuatro y ocho kilos, pero también vendemos pavos de entre ocho y diez kilos. Cada uno escoge el tamaño en función del número de comensales a la mesa», explica.
La forma de elaborar el pavo de cada uno de los estadounidenses que viven en Salamanca también es diferente, ya que muchos de ellos siguen sus propias tradiciones familiares: «Mis clientes los asan enteros y, normalmente, elaboran diferentes guarniciones. Depende mucho de la región de donde venga el americano, porque cada uno le da su toque, su asado y sus guisos. Suelen ablandar la carne desde el día de antes», manifiesta la madre de la dueña. Asimismo, añade que atienden las peticiones de estadounidenses de todas las edades: «Todos ellos ponen dedicación y tiempo a esta festividad», asegura.
La dueña del puesto de alimentación lleva décadas vendiendo este producto a los estadounidenses que residen en Salamanca: «Ellos son de pavo entero, no quieren un muslo, ni una pechuga. Quieren la pieza entera sobre la mesa. Llevo mucho tiempo vendiendo este tipo de pavos para esta festividad. Tenemos clientes que vinieron aquí a estudiar y están para jubilarse y siguen encargando su pavo. Son sus costumbres y las siguen celebrando», manifiesta la dueña.
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