Los integrantes de Pastoral Universitaria reunidos a la mesa con los platos servidos. OBES

«En mi casa se ayuna todos los viernes del año»

El local de Pastoral Universitaria de la calle Compañía acoge por primera vez una comida de Cuaresma todos los viernes hasta la Pascua: «Nos ayuda a profundizar en la fe y a ver el sentido que tienen los ayunos o abstinencias»

María Regadera

Salamanca

Lunes, 17 de marzo 2025, 15:59

Los viernes de Cuaresma son popularmente conocidos como 'viernes de potaje'. En muchas casas salmantinas se mantiene la tradición cristiana de abstenerse de servir platos con carne a la mesa. En el local de Pastoral Universitaria, ubicado en la calle Compañía, se ha incorporado una nueva actividad que pretende acercar esta realidad a las nuevas generaciones.

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Cada viernes de Cuaresma, los jóvenes tienen la posibilidad de comer en comunidad platos elaborados con verduras o pescado por uno de los integrantes del grupo. Además, cada semana aprovechan la oportunidad para compartir con el resto una actividad que alimenta su fe y prepara su corazón en el camino hacia la Pascua.

Ricardo de Luis Carballada, delegado de Pastoral Universitaria, explica a este medio que estas jornadas tienen el objetivo de continuar con la costumbre de la espiritualidad cristiana. «Nos parecía que podíamos continuar con la tradición y hacerlo además en grupo. No queríamos que fuese una actividad individual, sino que nos reuniéramos para hacer comunidad», explica. Junto a ello, cada viernes los asistentes bendicen la mesa, degustan la comida de Cuaresma y participan en una actividad de oración, disfrutan de una película o dialogan sobre algún proyecto social. El delegado recuerda también la importancia de inculcar estas tradiciones a las nuevas generaciones, ya que de esta forma entran en contacto con ellas, las continúan, las enriquecen y las renuevan. «Está teniendo acogida. No es una actividad masiva, pero nos reunimos un grupo de entre ocho y diez personas. También es una iniciativa nueva, esperamos que vaya cogiendo ritmo y que cada año tengamos a más jóvenes reunidos a la mesa», asegura.

Durante la primera jornada, los chicos pudieron disfrutar de una comida en silencio que recordaba a aquellas que realizan algunos religiosos en sus lugares de residencia. Esta semana, han participado un diálogo sobre los orígenes del Vía Crucis. La semana que viene tienen previsto proyectar a los jóvenes una película, e incluso irán a una asociación de acogida de migrantes y personas en riesgo de exclusión. «Esta es una actividad que ayuda a profundizar en la fe y a ver el sentido que tienen estos ayunos o abstinencias, que no es otro que el de tomar control sobre nosotros mismos y de esa manera ser un poco más libres», reconoce el delegado.

Daniel del Castillo, coordinador de Pastoral Universitaria, ha compartido ya junto a sus compañeros varias jornadas. «Es una experiencia muy buena y la gente ha respondido bien. Comer un potaje o una comida es lo de menos, lo más importante es entrar en contacto con lo que se nos pide en Cuaresma como cristianos: la oración, el ayuno y la introspección», asegura.

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El joven pone en valor las actividades que se realizan en estas sesiones y el significado que aporta a todos los participantes. «Con los compañeros se refuerza mucho la idea de identidad. En casa o en el piso de estudiantes uno mismo no cumple con las expectativas que tiene para la Cuaresma, por eso desde Pastoral se brinda esta posibilidad, para que podamos cumplir con lo que es tradición y lo que es precepto en los Viernes de Cuaresma», manifiesta.

«Siempre es agradable dar de comer a los demás y ser servicial»

Nacho Ramos, un joven de 30 años, es el chef de Pastoral Universitaria. Gran amante de la cocina y con destacadas dotes culinarias, fue él mismo el que se brindó para cocinar cada viernes diferentes platos de Cuaresma. «Siempre es agradable dar de comer a los demás y ser servicial. La idea inicial era la de crear comunidad y que la gente mantenga esta tradición, que es precepto de la Iglesia, además de facilitarla», asegura el joven. Cocinar para casi una decena de personas no resulta un reto para Ramos, ya que cada mañana de viernes comienza con tiempo a preparar los platos. Suele tardar entre dos y tres horas. «Estoy acostumbrado a cocinar sin carne. En mi casa, el ayuno de viernes no solo se hace en Cuaresma, lo llevamos a cabo todo el año», reconoce. Después del éxito que tuvo su potaje durante la primera sesión, han desaparecido sus miedos y se encuentra más seguro al mando de los fogones. «La gente incluso repitió y salió muy bien. El ambiente fue muy agradable y los compañeros se sintieron acogidos, escuchados, queridos y parte de una bonita comunidad», explica.

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