PARA los salmantinos el hecho de que se hayan prorrogado por segundo año consecutivo los Presupuestos Generales del Estado de 2023 no tiene verdaderamente impacto alguno. Son como unas cuentas nuevas. La mitad de las inversiones previstas en el documento están a estrenar porque los Ministerios no han dedicado aún ni un solo euro del dinero consignado a las obras que prometieron realizar a esta tierra. Cuando durante los dos ejercicios anteriores has comprobado que los presupuestos son papel mojado y que a quienes los promueven no les pasa absolutamente nada si no los cumplen, se comprende que da lo mismo prorrogar lo que se incumple que aprobar lo que no se va a cumplir. El Gobierno de España ha dejado claro que invertir en esta provincia no le reporta ningún rédito político y sus miembros no se sonrojan por los reiterados retrasos. Pero lo peor es que Pedro Sánchez ha logrado, no sin constancia y como en muchas otras cosas, que los salmantinos asumamos estos desplantes, desprecios y marginación como algo tan habitual que ya casi ni nos indigna. No puede ser.
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