Los residentes de 14 bloques de viviendas ubicados en las calles Hortensias, Margaritas, Riofrío y Crisantemos y que formaron parte de la primera fase del Área de Regeneración Urbana (ARU) declarado en la Chinchibarra en el año 2019, disfrutan de sus ansiados ascensores instalados en suelo público desde hace más de un año que finalizaron las obras de rehabilitación y renovación del barrio, pero viven en una constante pesadilla causada por los cables de telefonía que ocupan sus fachadas y portales.
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Los cables de telefonía y las cajas de conexión se despliegan sin control por las fachadas tras la reforma y cruzan al interior de los recibidores por un agujero sin ningún tipo de aislante. Los cables, enmarañados y sin protección alguna, llegan a los cuartos de comunicaciones de cada portal agarrados con cuerdas, sujetos con adhesivos y de las formas más rudimentarias.
Según el gestor de la Asociación de Vecinos para la Regeneración Urbana del barrio de la Chinchibarra, «las empresas de telefonía se han desentendido del proyecto y no han dotado a los edificios del soterramiento del cableado, una condición que se reflejaba en las licencias de obra del proyecto y que denota un completo abandono de estas empresas hacia estas comunidades de propietarios», explica.
Las obras de esta primera fase se financiaron con el dinero de los residentes y con fondos públicos del Ministerio de Fomento, la Junta de Castilla y León y el Ayuntamiento. Fue el resultado de «una ardua lucha» llevada a cabo por la Asociación de Vecinos para la Regeneración Urbana del Barrio de la Chinchibarra, con Rosa María Sereno a la cabeza, constituida en el año 2017 para luchar por los derechos de los residentes de esta zona de la ciudad. «Esto es una vergüenza y nos sentimos realmente abandonados y engañados por las telefónicas. Tenemos los cables metidos en los portales y ocupando nuestras ventanas. No vamos a tolerar algo así en el primer ARU de Salamanca. Nos parece indignante que pase esto en una obra de estas características. Los vecinos ya han pagado, la Administración ha pagado y ahora solo queda que las telefónicas cumplan », reclama Sereno.
Los días de lluvia se convierten en un problema añadido para el barrio. «Hace semanas tuve que llamar a la Policía Local porque se cayeron los cables al suelo, con el peligro que ello conlleva», asegura Sereno y se acerca a ellos para sujetarlos -muchos se encuentran al alcance del suelo-.
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Por otro lado, los portales de los edificios rehabilitados muestran goteras y humedades: «El agua y la humedad penetra por los boquetes abiertos en los portales que cruzan los cables de la fachada al interior. Esto es una obra todavía sin acabar y en la que estamos a expensas de las empresas de telefonía que tienen que ocultar los cables, cerrar estos agujeros y embellecerlos», afirma Sereno.
Fuentes del Ayuntamiento aseguran a este periódico que desde el Patronato de Vivienda se realizan requerimientos a las empresas de telefonía cada quince días. Actualmente han recibido respuesta de Telefónica, que se compromete a «soterrar los cables inmediatamente». Por otro lado, la empresa Vodafone no les ha dado ninguna respuesta. Desde el Consistorio continuarán realizando estas acciones, ya que lo consideran «de absoluta prioridad».
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