Los adornos que han protagonizado la Navidad salmantina durante los últimos años tienen una segunda vida en otras ciudades de la provincia y de Castilla y León. El importante coste de idear y de fabricar los grandiosos elementos que durante años han centrado la atención de los ciudadanos, han copado todos los selfis y han asombrado en la Plaza Mayor de la capital hace necesario que tengan otro destino para que la empresa propietaria pueda rentabilizarlos. Así, la campana que durante los últimos tres años ha sido la protagonista del monumento ahora luce en la plaza de La Marina, en la ciudad de Zamora.
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La estructura de 13 metros que se plantó en la Plaza Mayor en 2021 para hacer un guiño a la Salamanca monumental, ya que hacía referencia a «María de la O» la campana más grande de la Catedral, tuvo este año un arranque un poco accidentado en Zamora, ya que un fallo provocó que no se prendiera durante le acto de inauguración.
El adorno que marcó una nueva era en la ciudad sigue activo dentro de los límites de Castilla y León. Se trata de la gran bola navideña que dio paso a estructuras de luz en sustitución del belén iluminado que se instalaba hasta entonces. Es un elemento de 12,5 metros de altura y 10 de diámetro decorado con 6.600 metros de girnaldas de LED en las que destacan diseños de estrellas y luces de color rojo. Todo un espectáculo que ahora atrapa la atención de los abulenses y de los visitantes que acuden a la ciudad amurallada.
En concreto se sitúa en la plaza del Mercado Chico, donde se desarrolló el acto oficial de encendido el pasado viernes. Y como no hay dos sin tres, en Béjar este año adorna la Navidad una réplica más pequeña de lagran caja de regalo que se instaló en la Navidad de 2019 en el monumento de la capital charra. Ofrecía un espectáculo de imágenes en movimiento con música durante siete minutos en cuatro sesiones cada noche y la posibilidad de pasar por debajo de la misma. Desde el pasado viernes es uno de los principales atractivos de la iluminación de la ciudad de Béjar. Este año Salamanca ha vuelto a dar un giro en la elección de los adornos para regresar a la tradición e instalar un gran abeto de 23 metros en la Plaza, envuelto en luces cálidas que al menos estará allí tres años. Después, Dios dirá.
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