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Un camarero atiende una de las mesas de la terraza de su local durante el puente. laya
Los camareros, desbordados: «Ha sido la peor paliza en 5 años»

Los camareros, desbordados: «Ha sido la peor paliza en 5 años»

Madrileños, valencianos y andaluces han abarrotado los establecimientos hoteleros. Todos ellos coinciden en que «ha sido el puente más fuerte de los últimos cinco años»

María Regadera

Salamanca

Lunes, 11 de diciembre 2023, 06:30

«La Rúa parecía la Gran Vía de Madrid», «Hemos trabajado a lo bestia» o «Hemos atendido a más gente que en Ferias». Son algunos de los testimonios más impactantes de los hosteleros salmantinos que han trabajado a lo largo de todo el puente de diciembre. Todos ellos se encuentran recuperándose de lo que ha sido «el puente de diciembre más fuerte de los últimos cinco años», conclusión a la que llegan todos ellos.

LA GACETA visitó ayer más de una veintena de bares y locales para conocer la realidad del sector a pie de calle. El turismo, potencialmente nacional, ha abarrotado las calles. Madrileños, valencianos y andaluces han ganado por goleada. Extremeños y castellanos y leoneses venidos de otras provincias han conformado el segundo grupo más numeroso. Algunos alemanes, argentinos, británicos y franceses también han visitado la ciudad durante el puente de diciembre, aunque ha sido el grupo menos numeroso. Los camareros han apuntado a tres factores que han hecho del fin de semana «todo un éxito»: una mayor conciencia del ocio tras la pandemia, una iluminación navideña que ha atraído al turismo y las bonificaciones al transporte de los bonos y ayudas vigentes.

Kevin Jiménez, camarero de un establecimiento de la Rúa, aseguró que ha sido una sorpresa para el sector la afluencia de turistas: «Llevo nueve años trabajando en hostelería en Salamanca y ha sido el año más fuerte. La gente se ha dejado mucho dinero y a partir de las ocho de la tarde era imposible salir a la calle, estaba abarrotada». Asimismo, reconoce que la dinamización navideña en la zona céntrica de la ciudad ha sido determinante: «La iluminación ha ayudado mucho a esta calle, para ir a Anaya o al huerto hay que pasar obligatoriamente por aquí», aclaró.

David González, camarero en uno de los establecimientos cercanos al carrusel de Anaya, aún no se podía creer la situación: «Parecía la Gran Vía de Madrid. Hemos trabajado a lo bestia. Se han currado esto y se ha notado, intentaba salir a servir las mesas y era imposible. No he parado ni un momento. Ha sido el más fuerte que recuerdo», reconoció. La actitud de los turistas también ha sorprendido a González: «Los clientes han sido respetuosos en la medida de lo posible. Los que no lo han sido tanto han sido los viandantes. Veían las luces y se volvían locos. No había ni un hueco a la puerta del bar. Estaba todo abarrotado», aseguró. En las calles Compañía y Plaza del Corrillo la situación ha sido similar, ya que los turistas «han hecho excesos»: «Los puentes son peores que el turismo habitual. Nos hemos metido unas palizas de miedo desde las seis de la mañana y aún así, la gente se cree con todos los derechos, no esperan, no se dan cuenta de que estamos trabajando y es duro», reconoció Javier Pérez.

En plena Plaza Mayor, Jesús Soria; Carlos Turrión y David Quintela no han tenido un hueco libre a lo largo de todo el fin de semana. «No se esperaba tanto turismo ni en broma, ha sido exagerado. El covid ha venido bien para que la gente tome conciencia con el ocio. Además, el perfil de turista ha sido diferente a otros años, joven, familias y de mediana edad. Creemos que tiene que ver el bono Renfe, mucha gente viene solo a pasar el día pero gasta», aseguró Soria. Asimismo, madrileños, valencianos y andaluces, fundamentalmente, eligieron el establecimiento de Carlos Turrión para tapear: «Las noches eran más tranquilas, pero durante todo el día el turismo nacional ha arrasado. Hemos tenido a gente muy respetuosa, pero también había personas impacientes y eso mina mucho el estado de ánimo del trabajador», reconoció. David Quintela ha hablado con compañeros sobre la realidad que se ha vivido este puente: «La iluminación y las ganas de salir después de una pandemia han sido determinantes este puente», aseguró.

Asimismo, con el habitual uso de tarjetas, los clientes han dejado a los camareros prácticamente sin propinas. Todos ellos reconocen que ha escaseado lo que antes 'era un clásico.

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