La profusión de locales vacíos en las principales calles comerciales de la ciudad se ha suavizado en los últimos dos años, aunque todavía preocupa a los responsables del sector.
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Si en el 2023 un estudio realizado por LA GACETA contabilizó 224 negocios clausurados en las 16 calles y avenidas de mayor actividad, en la actualidad esta cifra se ha rebajado un 17 % hasta llegar a las 186.
No obstante, para los representantes del sector siguen siendo demasiados. La tendencia a la baja viene dada por un incremento de la transformación de establecimientos en viviendas o viviendas turísticas, sobre todo los que llevaban más tiempo sin actividad, así como por un incremento del interés por abrir nuevos negocios.
«Los abren, pero luego no aguantan», apunta Valentín Rodríguez, presidente del Colegio Oficial de Agentes Inmobiliarios de Salamanca.
Llama la atención sobre el poco tiempo que los negocios están abiertos por falta de rentabilidad, a pesar de que los alquileres incluso son más bajos que hace unos años. También advierte de una alarma infalible de que algo no va bien en la ciudad: «en las calles Toro y Zamora hay locales vacantes cuando antes no había nada vacío». El problema tiene varias aristas.
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El abanico de sectores comerciales cada vez es más pequeño, lo que dificulta la rotación de locales, el consumo está contenido y la filosofía del comercio online cada vez cala más en detrimento de las ventas presenciales.
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«El problema no es solo que los locales estén cerrados, los que están abiertos tampoco van bien», advierte Benjamín Crespo, presidente de la Asociación de Empresarios Salmantinos del Comercio (Aesco).
«Cualquiera que se jubile no tiene sucesión, algo que ayuda a que los establecimientos no acaben de ocuparse», añade el también presidente de la Cámara de Comercio.
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