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Carmen Mirat y Miguel Fleta. PASIÓN EN SALAMANCA
La boda que eclipsó la Semana Santa

La boda que eclipsó la Semana Santa

La historiadora Julita Corral recoge en 'Pasión en Salamanca' el enlace entre Miguel Fleta, el mejor tenor de la época, y la salmantina Carmen Mirat en 1927. Los preparativos del matrimonio relegaron las procesiones a un segundo plano

Ángel Benito

Salamanca

Martes, 1 de abril 2025, 09:46

La revista Pasión en Salamanca volvió a ofrecer enfoques diversos en la presentación de su número 31, editado por la Tertulia Cofrade Pasión. Uno de los artículos más destacados recupera la historia de la denominada 'boda del año' durante la Semana Santa de 1927, un acontecimiento que llegó a eclipsar procesiones y actos litúrgicos. La historiadora Julita Corral es quien saca a la luz este episodio, protagonizado por Miguel Fleta —considerado uno de los grandes nombres de la lírica española— y la salmantina Carmen Mirat, con quien contrajo matrimonio el 20 de abril, Miércoles de Pascua. Todos los preparativos, por tanto, se desarrollaron en pleno contexto cofrade.

La profesora del instituto Venancio Blanco ha documentado diversos testimonios de la época y rememora cómo el cantante lírico quedó fascinado por la salmantina «al salir de la iglesia de San Martín» y volver a encontrarse con ella al día siguiente en la plaza de toros. «A los pocos días le declaró su amor y, aunque en un primer momento ella le rechazó, iniciaron un breve noviazgo y comenzaron los preparativos para la ceremonia», señala Corral.

La coincidencia de fechas y la popularidad del cantante hicieron que las celebraciones religiosas pasaran a un segundo plano, condicionadas por el enlace. Incluso llegó a difundirse el rumor de que Fleta interpretaría una saeta a la Virgen de los Dolores. «Cuando ese falso comentario llegó a oídos del divo, reafirmando la entrega que siempre manifestó hacia su público, se comprometió a hacerlo el Viernes Santo», explica la historiadora. Sin embargo, como ella misma recuerda, nunca llegó a interpretar la saeta debido a «sus constantes idas y venidas a Madrid, antes de contraer matrimonio, que le habían restado tiempo para ensayar y aprendérsela».

Las crónicas de la época mezclaban las procesiones con los detalles más minuciosos de la boda. El Miércoles Santo los periódicos publicaban los regalos recibidos por la pareja o los detalles del traje de la novia. El Jueves Santo, el fotógrafo Venancio Gombau les fotografiaba por primera vez juntos. Coincidiendo con el final de la Semana Santa, el Domingo de Resurrección, llegaron a Salamanca los familiares del novio y redactores de periódicos nacionales, fotógrafos y operadores de cine para que se mostrara la instantánea.

La ceremonia religiosa se celebró el 20 de abril de 1927 en San Esteban. «La Asociación de la Prensa de Granada envió a Salamanca miles de claveles para darle majestuosidad al acto», recuerda Corral. Los novios partieron en coche desde la Rúa hasta el convento, y, tras la misa, se dirigieron al 'café-restaurant Torres' en la Plaza Mayor. Desde allí emprendieron viaje a Villa Fleta —residencia madrileña del cantante— y, posteriormente, a Buenos Aires, donde tenía firmadas 24 funciones.

En una entrevista, el artista confesó haber despedido a su secretario, Luis Casaseca, por haber extraviado el Jueves Santo los documentos necesarios para formalizar el matrimonio. Según apunta Julita Corral, por ahora no se ha podido esclarecer cómo se produjo esa desaparición. Una posible explicación, añade, es que se solicitara al párroco de Fleta, por telegrama o llamada telefónica, la confirmación de su fecha de bautismo. No fue hasta septiembre cuando la pareja regresó a la ciudad para celebrar el primer aniversario de su encuentro: «Salamanca en sí, su campo, todo cuanto huele a Salamanca tiene mi cariño y predilección».

Conrado Vicente, Javier Blázquez y Julita Corral, en la presentación en la Sala de la Palabra. ALMEIDA

La Tertulia Cofrade Pasión presentó el nº 31 de la revista Pasión en Salamanca. Manteniendo su línea tradicional, esta revista cultural se constituye en un foro de abierto de reflexión, estudio y opinión para analizar desde distintos enfoques la religiosidad popular en ciclo de la Semana Santa y la persona de Jesús de Nazaret en los momentos de su pasión, muerte y resurrección.

El nº 31 de Pasión en Salamanca fue presentado por Julita Corral Achúcarro, investigadora y profesora de Geografía e Historia en el IES Venancio Blanco. Intervendrán también F. Javier Blázquez, director de la revista y Conrado Vicente, que conducirá el acto en representación de la entidad editora.

En este número se cuenta con la colaboración de los teólogos José Román Flecha y Xabier Pikaza, los periodistas Abraham Coco y Lira Félix, los historiadores Julita Corral y Jesús-Lucas Rodríguez, el filólogo Olivio Arribas, los ensayistas Manuel J. Grilo y Álex J. García Montero, los historiadores del Arte Rafael López Borrego, Montserrat González, Juan Manuel Lorenzo, Mª Luisa G. Castañeda y Tomás Gil y los cofrades cualificados que como Tomás González, Sergio G. Saseta, Félix Torres, Conrado Vicente y Luis Felipe Delgado abordan diferentes aspectos desde su especialidad o responsabilidad en el mundo cofrade.

La creación literaria tiene también su protagonismo con las firmas de José González Torices y los poetas Esther Ferreira y Víctor Jiménez. Igual sucede con la creación artística, que este año se plasma con los dibujos y pinturas de Jerónimo Prieto, Andrés Alén, Claudia Reinoso, Francisco Resina, Alejandra Rodrigo del Amo, Rafael Cid Tapia, Ubaldo Rodríguez de la Fuente y Agustín Ferreira, que ilustran la revista junto a los fotógrafos Manuel López, Pablo de la Peña, Alberto Arrillaga, Javier Barco, Alfonso Barco y Vicente Sierra Puparelli.

La revista este año, además de profundizar en los aspectos tradicionales, contará con curiosidades como la celebración de la boda del año en el entorno de la Semana Santa de 1927, o dos estudios que permiten avanzar en la autoría de dos imágenes salmantinas de Cristo, flagelado y en la cruz. También se realizan estudios novedosos sobre imágenes u otros aspectos de la Pasión de Cristo.

Una de las novedades que también se desveló durante la presentación de la revista fue la atribución del crucificado de la nave de la epístola de la iglesia de San Martín al escultor Gil de Ronza realizada por Juan Manuel Lorenzo Díez, vocal de Arte en el Instituto de Estudios Zamoranos 'Florián de Ocampo'. A juicio del especialista, la obra puede relacionarse con el artista zamorano debido a las similitudes artísticas con el Cristo de la Laguna de Zamora, así como el elevado número de piezas que se le encargó a principios del siglo XVI en Salamanca y pasó tiempo en Salamanca

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