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Una biblioteca popular gestionada por voluntarias y voluntarios y nutrida con donaciones particulares, ese fue el sueño del club de lectura de Pizarrales hace cuatro años, una iniciativa que se ha convertido en una realidad que llena de libros y cultura a uno de los barrios más conocidos y 'más vivos' de la ciudad salmantina.
La biblioteca, que se encuentra ubicada en la segunda planta del C. M. I. Miguel de Unamuno, en la calle Profesor Lucas del barrio de Pizarrales, está gestionada por casi una decena de voluntarias. Pepi García, Ausi Gómez y Pilar Gómez son algunas de ellas y se encargan de seleccionar los libros, catalogarlos por edades, controlar los préstamos y contribuir al mantenimiento del espacio, entre otras cuestiones. «En Pizarrales llevábamos sin biblioteca más de treinta años, aunque ahora el Ayuntamiento está construyendo una. Gran parte de los fondos con los que disponemos han sido una donación de la biblioteca pública de la Casa de las Conchas, ya que una de las trabajadoras de ese espacio pertenecía al club de lectura que tenemos en Pizarrales desde hace cinco años y nos sugirió la idea», explica Ausi Gómez.
La idea, que en un principio parecía ambiciosa, se fue fraguando gracias a la buena predisposición del grupo de voluntarias de Pizarrales: «Conseguimos colocar los libros de las primeras donaciones durante el confinamiento. Después de esa etapa, comenzamos a funcionar organizándonos por turnos cada día y poco a poco fue convirtiéndose en lo que es a día de hoy, un espacio muy amable para aquellos vecinos de Pizarrales que quieren estudiar, leer el periódico, un libro o para los niños que visitan nuestra zona infantil con sus familias», asegura Pilar Gómez.
Un grupo de cinco adultos de Asprodes colaboran con la biblioteca todos los jueves por las mañanas. Su monitor reconoce que es una de las actividades que más les entusiasma: «Todos ellos clasifican los libros que donan los particulares, los catalogan por edades y distinguen según la temática. Siempre se llevan un libro de la biblioteca cada semana y, si alguno tiene dificultad para leerlo, le ayudamos. Es una manera de que potencien la lectura», explica Mario Chapado, monitor del grupo.
Las voluntarias de la biblioteca siempre están dispuestas a recibir donaciones para seguir ampliando su oferta de libros y películas. «Estamos encantadas cuando los salmantinos donan novela infantil o juvenil o novela moderna», explica Ausi Gómez. Asimismo, pone en valor la labor de las voluntarias en el barrio. «En Pizarrales hay multitud de iniciativas buenas a las que muchas veces no se le da la visibilidad necesaria. Somos un barrio vivo y hay muchas personas como nosotras, trabajando cada día, que pasamos a un segundo plano. Queremos que nuestras buenas iniciativas contribuyan a la buena imagen de nuestro barrio», afirman.
Pilar García, una de las voluntarias, se incorporó a la biblioteca después de jubilarse. «Desde que tengo tiempo libre estoy encantada en contribuir junto a mis compañeras en esta iniciativa, me da pena no haber llegado antes», asegura. La biblioteca cuenta con Wifi y con diferentes zonas para estudiar. Las voluntarias se han propuesto dar visibilidad a la iniciativa para recibir a nuevos usuarios: «Hay gente de Pizarrales que sigue sin conocer este espacio. Animamos a la gente a que nos visite», concluye García.
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