Un belén más allá de la Navidad, unido a la liturgia

200 figuras repartidas en una superficie de 14 metros y que va más allá de la Navidad. El belén de la Iglesia de María Auxiliadora encandila a todos los fieles que se acercan hasta la misma para presenciar sus actos litúrgicos, pero también a los salmantinos fieles a la tradición de poner el típico nacimiento por estas fechas tan señaladas y a turistas procedentes de distintas ciudades e incluso países.

Con siete metros de largo y dos de ancho, este belén se caracteriza por estar unido a la religión. Prueba de ello es que, mientras otros espacios de la capital quitan los suyos después del Día de Reyes, en María Auxiliadora, lo retiran a finales de enero. Hasta el 31 de enero, todo aquel que lo desee podrá visualizar la recreación de distintas escenas como la de la anunciación, la ambientación de los pastores cuando se les aparece el ángel en el nacimiento o la de la visitación, en la que la Virgen María visita a su prima Isabel. Y estas escenas resultan ser peculiares porque, en ningún belén de Salamanca, pueden contemplarse.

Mientras el año pasado, la Iglesia de María Auxiliadora apostó por colocar su tradicional belén, elaborado por el que fuera sacristán del templo, Carlos González, desde hace dos décadas, sobre un camino, este año, todas las figuras pueden verse con el agua de fondo. Entre las mismas, también figuran unos carteles con los que, todas las personas que lo visiten, podrán orientarse para conocer el origen de cada una de las escenas representadas.

Entre los factores que hacen todavía más especial a este belén, figura el de que está demasiado ligado a la realidad y a la rutina de las familias, puesto que, entre las figuras que lo componen, se encuentran varias que representan diversos oficios como el de pastor o el de vendedor, las cuales se unen a muchas móviles, a las de los animales como las ovejas o a las de los niños que juegan con objetos tan tradicionales como las bolas, las canicas o las carretillas.

«El trabajo de hacer un belén es un trabajo muy enrevesado porque lleva algo de tiempo. Este ha sido posible gracias a la colaboración de los voluntarios y ha llevado un mes y medio de trabajo», recuerda para LA GACETA el que fuera sacristán y artífice del belén de la Iglesia de María Auxiliadora, resaltando que las principales dificultades se dan en la movilidad de las figuras, ya que requieren de electricidad y de agua.

Este belén, realizado gracias a la colaboración y a las donaciones que ofrecen distintos voluntarios, por el que cada año pasan unas 14.000 personas, puede contemplarse desde las 8:30 horas hasta las 13:00 horas por la mañana y, desde las 18:00 hasta las 20:00 horas, por la tarde.

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