Sheila Castro posa junto a su oncólogo, César Rodríguez, y junto al equipo de enfermeros de la planta de Oncología del Hospital de Salamanca.

La batalla más que superada de Sheila Castro, ligada a la solidaridad

Hace tres años, fue diagnosticada con cáncer de mama. Su autoestima y su positivismo han supuesto un fuerte impulso para las personas más necesitadas

Elena Martín

Salamanca

Lunes, 27 de noviembre 2023, 06:15

El 14 de febrero de 2020, el reloj de Sheila Castro se paró. Perdió la noción del tiempo al ver cómo se le venía el mundo encima en forma de diagnóstico. Era el Día de los Enamorados, pero lejos de recibir un ramo de rosas, una caja de bombones o un viaje romántico a París, se topó con un informe de Anatomía Patológica, en el que, entre líneas, se enteró de la noticia que pondría 'patas arriba' su vida: tenía cáncer de mama.

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Con apenas 35 años, empezó una batalla incesante, en la que su mayor preocupación se ciñó sobre sus dos hijas, a las cuales, al principio, quiso mantenerlas al margen de su enfermedad, guardando el mismo silencio que mantuvo cuando se tocó el pecho y se notó un pequeño bulto por el que fue al médico sola. El 11 de marzo, empezó con los ciclos de quimioterapia, coincidiendo, durante cuatro meses, con la explosión de la pandemia y con el confinamiento domiciliario, lo cual le hizo ser un poco más hipocondríaca de lo que ya era. «El cáncer de mama me ha cambiado totalmente. A veces pienso en dónde se habrá quedado la Sheila del 2019. Lo más duro para mí de mi proceso oncológico fue la pérdida del pelo, de las cejas y de las pestañas. Me miraba al espejo y no me reconocía. No sabía cómo aceptar lo que me estaba pasando. De hecho, para retrasar la caída, me ponía gorros y gafas frías», recuerda Sheila Castro, asegurando que, cada vez que se somete a una revisión, su mundo «se tambalea» por los nervios que siente ante una posible recaída.

Ahora, después de haberse recuperado, rememora con melancolía todo el proceso que pasó, en el que sus pequeñas supusieron varios 'chutes' de energía y encara con positivismo cualquier pequeño 'giro dramático' con el que se cruza en su vida porque si algo le ha enseñado el cáncer de mama es a valorar lo que de verdad importa, siendo algo que pretende transmitir en su libro, 'En busca de mí'.

Su historia, que es de las que calan hondo, se ha sostenido y sigue sosteniéndose en pilares tan imprescindibles para ella como lo son el amor, la fe, la gratitud, el compromiso y la aceptación, a los cuales se une la esperanza que ahora intenta transmitir a las mujeres recién diagnosticadas y a todos los pacientes que están afrontando una lucha que parece interminable en la planta de Oncología del Hospital de Salamanca y que le llevó a ganar un premio en la Gala del Amor y del Humor.

«Quiero que mi aliento positivo llegue a las personas que están pasando por un proceso parecido al que yo pasé. Aunque la medicina es la que te termina curando, el positivismo también ayuda en una situación tan adversa como lo es un proceso oncológico. Ante la adversidad, hay que mirar hacia dentro, aceptar las cosas y quererse», recalca Sheila Castro, poniendo en valor la gran labor que realizan las enfermeras y los médicos del Complejo Asistencial, mencionando, de forma especial, al oncólogo que le ha acompañado durante su duro camino, César Rodríguez, y a Rocío, enfermera del Hospital de Día, con la que ahora se 'da la mano' en cada proyecto solidario.

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Empatía en forma de juguete

Hace poco, Sheila Castro ha vuelto a dar una lección de vida. Estando recuperada por completo de su proceso oncológico, no ha dejado de ponerse en la piel de quienes, en estos momentos, están viviendo momentos llenos de dificultad e incertidumbre, incluyendo a los más pequeños. A todos ellos, les ayuda de una forma más que especial: regalándoles felicidad y empatía en forma de juguete. «Se me ponen los pelos de punta al ver la cara de felicidad de los niños a los que ayudo con este gesto. Para ellos, esto supone mucho porque, al final, les ayuda a despejarse de la realidad que están viviendo», asegura.

Entrega de juguetes en la planta de Oncología.
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