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Baldosa a baldosa, como un puzzle a gran escala, en los últimos días se ha ido recolocando el enlosado del atrio de la Catedral. Hace exactamente un año, y antes de retirarlas, se identificó el lugar que ocupaba cada pieza para poder devolverla ahora a su lugar, salvo en los casos en los que estaban muy deterioradas. La lonja norte está recuperando ya la imagen que ofrecía hasta noviembre de 2022, pero bajo la superficie el cambio es sustancial. La clave está en que ya se pueden colocar sobre ella grandes pesos sin el peligro de hundimiento que obligó a apuntalar su interior e impedir el acceso peatonal a la parte superior hace cuatro años y medio.
Si bien es cierto que la gran plataforma que salva el desnivel entre la plaza de Anaya y la basílica empieza a recuperar su imagen habitual después de su complejo desmontaje, lo cierto es que para el fin de la obras aún habrá que esperar, al menos, tres meses. La previsión inicial era que los trabajos concluyesen en diciembre, según reconocen fuentes del Patronato Municipal de Vivienda y Urbanismo, pero se ha retrasado a finales de febrero. La demora se debe, explican, a los momentos en los que se han interrumpido los trabajos para renovar la dañada estructura del atrio. Fue necesario detenerlos durante la pasada Semana Santa para no interferir en las celebraciones de Interés Turístico Internacional. Además, después de que las pruebas geotécnicas realizadas evidenciasen la presencia de galerías o túneles bajo la lonja de la seo, entre febrero y abril se realizaron calicatas y un estudio arqueológico con el objetivo de desvelar qué eran esas oquedades subterráneas. A pesar de que los túneles tenían hasta varios metros de altura, se encontraban hasta cuatro metros por debajo de la cota afectada por las obras. Por ello, la Comisión Territorial de Patrimonio, el Cabildo y el Ayuntamiento descartaron seguir excavando para sacarlos a la luz al considerar que no tenían suficiente interés histórico o patrimonial. Todo este proceso también retraso el avance del proyecto en el que colaboran Consistorio y Cabildo y que se incluye dentro del primer plan de sostenibilidad turística de la ciudad, que cuenta con financiación de la Junta y el Estado. A todo ello, se suma que la instalación de mercadillo navideño en la plaza de Anaya en las próximas semanas, así como la exposición que la ocupa actualmente, ralentizan también las obras, según apuntan fuentes municipales. En cualquier caso, el Consistorio tiene claro que en la Semana Santa de 2024 se podrá contar con un renovado atrio para las diferentes procesiones que tradicionalmente han realizado en él actos muy simbólicos y que en los últimos años han tenido que adaptarlos a una espacio más reducido. De hecho, en cuanto la obra esté acabada, explican técnicos municipales, se retirará el vallado de madera que se instaló en abril de 2019 para impedir el paso de peatones y vehículos a la zona de la lonja con mayor riesgo de hundimiento.
En el exterior, ya se están reponiendo las características cadenas de hierro que unen las columnas que se levantan en el perímetro de la lonja. Aún queda por reconstruir la escalera que se encuentra junto a la puerta del crucero, que ha permanecido cerrada al público casi cinco años. Actualmente se están instalando los materiales de impermeabilización y aislamiento. Bajo ella es precisamente donde se encontrarán los nuevos aseos públicos proyectados por el Ayuntamiento y cuyas obras, según fuentes municipales, se encuentran ya muy avanzadas.
«La fortísima humedad ha provocado la oxidación de las armaduras de acero [...]. El aumento del volumen del acero oxidado ha causado la explosión del hormigón de las viguetas, rompiendo la zapatilla inferior de las mencionadas viguetas. La oxidación de las armaduras ha provocado la pérdida de sección útil del acero y ha alterado la respuesta a flexión de las viguetas, [...], con lo que estos elementos estructurales se encuentran severamente mermados en su capacidad resistente». Era la descripción del colapso que sufrió la estructura del atrio de la Catedral, según la descripción técnica del proyecto de rehabilitación que está llegando ya a su fin.
A finales de febrero, como parte de las obras de rehabilitación del atrio de la Catedral, el Ayuntamiento de Salamanca tendrá listos los primeros aseos públicos situados en pleno casco histórico de la ciudad y en los que habrá un punto de información de atención turística. Aunque pueda resultar un proyecto banal, estas instalaciones permitirán atender una demanda histórica de salmantinos, viajeros y empresas del sector turístico. Salvo en el interior de museos, salas expositivas o algunos monumentos, no es posible encontrar servicios públicos en todo el centro de la ciudad. Por ello, el Consistorio apostó por aliarse con el Cabildo en la restauración de la lonja norte de la Catedral a cambio de que le cediese parte de las estancias que se encuentran bajo ella para darle un uso público. La intención inicial de la administración local es que estos aseos estén atendidos de forma constante para garantizar una buena limpieza y la seguridad.
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