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Lunes, 26 de julio 2021, 10:44
Hace apenas tres meses comenzó la actividad en los huertos urbanos de Salamanca, uno de los proyectos municipales más esperados del año, y los más de 600 pequeños terrenos, ubicados entre el río Tormes y la avenida Ignacio Ellacuría, lucen una imagen espectacular. La ilusión de este primer año hace que los propietarios se entreguen en cuerpo y alma al cuidado de sus cultivos, con un sinfín de plantaciones que empiezan a dar sus primeros frutos en una cosecha con sabor auténtico. Jóvenes con ganas de aprender algo nuevo, padres que quieren evadirse de sus preocupaciones o personas mayores que solo buscan entretenerse y charlar un rato se dan cita en este espacio de ocio impulsado por el Ayuntamiento.
Manolo Cordobés, dueño de uno de los huertos más prósperos de la zona, acude cada tarde a cultivar tanto hortalizas como fruta, combinándolo con su trabajo por las mañanas. Explica la importancia de regar, sobre todo en verano. “Con temperaturas altas los alimentos se secan antes y necesitan un riego más habitual. El riego por goteo en ocasiones no es suficiente para todo el huerto”, asegura.
El hombre confiesa que lleva años sin comprar un tomate de supermercado. “Hay una diferencia abismal entre los tomates de huerto y los de supermercado”, reconoce Manolo Cordobés, nacido en un pueblo pero residente en la ciudad, para quien el huerto se ha convertido en un espacio vital.
Ángel Sánchez, otro propietario de un huerto, cuenta que está en paro y disfruta del tiempo en su nueva tarea de ocio, perfecta “para charlar con otra gente y liberar preocupaciones”. Sánchez expresa su descontento con la diferencia de tamaño entre unos huertos y otros y se queja del mal posicionamiento de las casetas de circulación del agua.
En uno de los huertos más visibles junto a los paseos se encuentran Ismael Durán y su madre. “Vemos que algunos propietarios no cuidan las plantaciones como deberían, pero nosotros venimos todos los días. Si tienes un huerto es para cuidarlo”, reafirma Durán, que se muestra muy satisfecho con su cultivo y hace especial mención al gran progreso de sus calabacines, tomates, pimientos y pepinos.
No solo padres e hijos trabajan juntos bajo el sol. También lo hacen hermanas como María José y Gloria. Ellas solo ven beneficios en el nuevo proyecto del Ayuntamiento: “Vivimos en una zona donde no nos relacionamos con nadie, en cambio aquí hablamos del huerto, y acabamos hablando de todo un poco...”, confiesa María José. De hecho, es tan bueno el ambiente que se respira, que cuando las hermanas se van de vacaciones o lo hacen algunos de los dueños de los huertos vecinos, cuidan los terrenos unos de otros, o al menos “le echan un vistazo”. Las hermanas se acaban de jubilar y ahora van juntas cada tarde a cuidar de sus cultivos.
Los propietarios se muestran muy satisfechos con la experiencia y no es para menos. El mimo que profesan a estas plantaciones tiene su recompensa: la primera cosecha se disfruta mucho, tanto para consumo propio como regalando productos a los familiares y amigos.
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