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En sus ojos había un doble brillo. El coordinador de Cepaim en Salamanca, Javier González, una de las tres entidades que se encarga de acoger a los refugiados afganos que se encuentran en Salamanca define como un “carrusel de emociones” el estado anínimico en el que han llegado. “A nivel de salud todos están bien, por un lado se sienten liberados por haber salido de Afganistán, pero por otro sienten temor por parte de su familia que sigue allí”, detalla.
Todos ellos están recibiendo apoyo psicológico “tras una situación dramática y de urgencia”, así como un asesoramiento jurídico para incorporarse al sistema de acogida y las necesidades sociales. El coordinador detalla que los once refugiados tutelados por Cepaim ya se encuentran realizando sus primeros pasos de la vida autónoma desde los pisos en que residen: comienzan a hacer la compra, las gestiones en los centros de salud y espacios de ocio. Lo más importante: a partir de esta semana comenzará la matriculación de los menores. “En cuanto comiencen a abrir los colegios comenzaremos el proceso que ahora es lo más urgente”, detalla el responsable de la ONG que lleva trabajando desde hace cinco años en los dispositivos de acogida de refugiados que llegan a Salamanca. El vicepresidente de la Junta, Francisco Igea, confirmó en la Comisión de Coordinación de Refugiados que “todos serán escolarizados”.
Tras el contacto con los refugiados, González destaca que los afganos se han encontrado en Salamanca “una ciudad acogedora, tranquila y sin grandes sobresaltos”. “La principal dificultad que encuentran es el idioma pero esta semana hemos comenzado las clases de español para los que lo necesiten”, destaca. Otra de las virtudes de la ciudad de acogida que están encontrando es la gran cantidad de parques y zonas verdes sin tener que recorrer grandes distancias. “Les están encantando los jardines y los parques donde pueden jugar con sus hijos”, detalla.
A partir de ahora se abrirá un itinerario personalizado para cada persona con el objetivo de que puedan orientar su trabajo en una nueva ciudad, o el destino final si tuvieran familia en otro lugar. Igea señaló que una de las principales dificultades que se encuentran para la inserción laboral es que en el periodo que son solicitantes de asilo, pero aún no se les ha sido concedido, no pueden acceder a ningún puesto de trabajo. Ante esa situación, pidió un cambio al Gobierno.
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