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Martes, 7 de abril 2020, 19:52
Al cumplir cinco siglos de historia, el Colegio Arzobispo Fonseca de la Universidad de Salamanca se ha transformado en hospital para pacientes con COVID-19. Cinco graduados en Medicina pendientes de plaza MIR, cinco enfermeras y cinco auxiliares coordinados por el doctor Ángel Batuecas y la enfermera Clara Cabrera se reparten en turnos de mañana, tarde y noche para dar atención continuada a los enfermos que necesitan terminar de recuperarse y no pueden completar la cuarentena en sus casas.
No es la primera vez que el Colegio Fonseca se utiliza como hospital, ya sucedió a comienzos del siglo XIX. Nada que ver con su última etapa en la que el edificio se ha utilizado como alojamiento para miembros de la comunidad universitaria y también autoridades entre las que figuran algunos jefes de Estado, un hotel de lujo, aunque oficialmente no tiene tal categoría, en un monumental inmueble cargado de historia que estos días suma una nueva página, pero en positivo puesto que su función es dar cobijo a los que están camino de la recuperación.
"Cualquier sitio fuera del Hospital para los sanitarios es un lugar en cierto modo hostil, pero dentro de eso, poder contar con un emplazamiento como Fonseca lo consideramos un lujo. Poder tener una habitación de hotel para los pacientes, con la cocina que habitualmente tiene Fonseca y el mismo servicio de limpieza es un privilegio", reconoce Ángel Batuecas, que está coordinando este servicio con Clara Cabrera, de Enfermería. Y es que nada tiene que ver recuperarse en el bello Colegio Fonseca que en un hospital de campaña. También las condiciones de trabajo son mejores y así lo reconocen Batuecas y Cabrera. Una habitación se ha transformado en el control del personal sanitario. "Tenemos control con ordenador y acceso a la información de los enfermos y es fundamental el teléfono para comunicarnos con las habitaciones sin necesidad de entrar. Es muy cómodo que tenga esa infraestructura", comenta Ángel Batuecas.
Sin embargo, son múltiples las ocasiones que los enfermos requieren la presencia de médicos, enfermeras o auxiliares, lo que requiere la colocación una y otra vez de los trajes protectores."Nos cambiamos muchas veces porque, ademásde las revisiones habituales, hay que estar pendientes, controlar la medicación, las molestias intestinales, etc. Además, los pacientes se sienten solos y tenemos que estar a su lado", señala Cabrera.
Al Colegio Fonseca se trasladan desde el Hospital los pacientes de coronavirus que por razones sociales no pueden estar en sus casas para terminar la recuperación, porque no pueden hacer un buen confinamiento, lo que pondría en riesgo a los familiares. Se trata de personas ya con sintomatología leve y tratamiento por vía oral o subcutáneo. La última etapa de esta carrera.
Esta labor comenzó hace ya casi quince días y están ocupadas más de la mitad de las habitaciones, unos treinta pacientes que pasan de media siete días en estas habitaciones gracias a la generosidad de la Universidad. "La verdad es que el rector y el director del centro están pendientes de facilitarnos todo y también desde el Hospital", afirman Batuecas y Cabrera.
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