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Se llama María Daniela Biló, es natural de Argentina y ha encontrado en el “Ordo Virginum” la forma de saciar su sed de Dios y aquello que “coincide sustancialmente con lo que ella estaba viviendo”. Es una de las formas más antiguas de consagración femenina y corresponde a una vocación que nace en una diócesis, desvinculada de una congregación religiosa y cuya misión es servir a la pastoral diocesana.
Para Daniela supone “un regalo enorme de Dios que no se como agradecer y una felicidad e ilusión muy grande”.
Salamanca ha sido su hogar durante los últimos quince años, ciudad que eligió para estudiar Teología. Aún así, su infancia estuvo muy vinculada a la fe y comenzó mucho antes de lo que puede recordar. “Mi madre me transmitió la fe y siempre estudié en colegios católicos, eso te hace mucho más sensible a lo espiritual”, reconoció mientras aseguraba que desde muy pequeña se había sentido muy atraída por la vida de oración. “De pequeño Dios te da un don, una semilla, experiencias muy profundas que todavía no puedes verbalizar ni te atreves a contar, pero cuando miras hacia atrás te das cuenta de que todo estaba ahí en germen y lo vas desplegando”, aseguró.
Durante su adolescencia, Daniela experimentó una gran inquietud por la vida religiosa y con veinte años ingresó en una comunidad contemplativa, en el Carmelo: “Ha sido una experiencia muy fuerte, muy hermosa, no sería la que soy si no hubiese aprendido de Teresa y Juan de la Cruz, la vida contemplativa es un regalo que me ha hecho Dios junto a las personas que me han ayudado a crecer”, reconoció emocionada recalcando que después de todo este proceso apareció un nuevo elemento que le ayudó a cambiar su forma de vivir la fe.
Llegó a España y comenzó a estudiar Teología, dejó la clausura y se incorporó a la vida del Carmelo Seglar: “Es la misma espiritualidad pero en el mundo, en el seno de la sociedad, es un testimonio más cercano y puedes compartir la reflexión teológica y la espiritualidad en un ámbito menos íntimo”, recalcó.
Durante todo ese tiempo, Daniela sintió la necesidad de radicalizar la consagración a Dios y quiso hacerlo “con una inserción fuerte una la diócesis donde estaba viviendo, en la de Salamanca”. Poco a poco fue conociendo el “Ordo Virginum” y hablando con las dos vírgenes consagradas, con la otra candidata y con el obispo y vio que era el camino de oración que quería adoptar. “Es una apuesta fuerte por la vida de oración, por la vida diocesana, por vivir de manera radical la dimensión esponsal con Cristo y la maternidad en el seno de una comunidad”, reconoció haciendo hincapié en que “la llena por completo”.
En un solemne acto cargado de rituales y simbolismo, el obispo de la Diocesis de Salamanca, Mons. José Luis Retana, ha consagrado a Daniela Biló el domingo a las 12:00 horas en la Catedral Vieja acompañada por las hermanas del Orden Margarita Martín, Luisa Antonia y otra candidata Mary Njeri Muthami.
Antes del inicio de la celebración, Daniela Biló fue acompañada por las otras hermanas con velas encendidas y durante la celebración recibió tres símbolos: el anillo nupcial, el velo y el libro de la Liturgia de las horas.
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