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El “cineador” salmantino Carlos Therón ALMEIDA
Así es Carlos Therón, el salmantino de moda con su éxito ‘Operación Camarón’

Así es Carlos Therón, el salmantino de moda con su éxito ‘Operación Camarón’

“Sería fenomenal salvar a los cines en verano con mi película”, dice el taquillero director de cine

Sábado, 3 de julio 2021, 14:06

Carlos Therón, responsable de “Lo dejo cuando quiera” y “Es por tu bien”, está de actualidad en la cartelera de cine.

¿“Operación Camarón” salvará a los cines este verano?

Sería fenomenal. Es un buen intento en ese sentido. Es una película muy divertida, muy disfrutable. Está hecha con las ganas de recuperar esa sensación que tenía en el cine cuando era crío.

¿Qué capas tiene la película para ser divertida?

Estoy contento del equilibrio de la película. No es solo comedia, tiene elementos de thriller, de acción y aventura. Y hacer que todo ese engranaje funcione era lo más complicado. Tiene pinceladas en las que se pone más seria, cuando habla del narcotráfico. Pero es mi película más optimista, blanca y luminosa. Transmite mucha alegría de vivir con ese punto andaluz de vivir en la calle que hace que salgas del cine con una sonrisa.

Y es su película más musical.

Me atrajo mucho contar cómo es un grupo por dentro. Es nuestra versión de “Bohemian Rhapsody”, aunque estos son unos chicos conocidillos a nivel local, pero con una fama que da para tocar en la boda del narco local. Contar eso era lo que más gracia me hacía. La película tiene muchas canciones y toda la banda sonora está hecha con Riki Rivera: nos metimos en un jaleo en el que hemos mezclado elementos de clásica, trap, flamenco... Nos hemos divertido mucho y funciona muy bien.

¿Gratifica ser taquillero?

Me gusta el terreno en el que me he movido con mis últimas comedias. Películas comerciales, dirigidas a mucha gente, pero bien hechas. Me rebelo contra la creencia de que la comedia es un plano medio donde los actores hacen sus tonterías. Yo trabajo mucho la planificación, la fotografía, el montaje... Intento que tengan el mismo peso que un drama. Y si funcionan es muy gratificante: dar calidad a las comedias es darles la importancia que tienen.

¿Qué quería ser de niño?

Director de cine. Salí de ver “E.T.” con cuatro o cinco años y flipé. En un ratito me había reído, pasado miedo, había llorado, había sido feliz, volví a llorar... Me pasaron tantas cosas que me quedé fascinado. Empecé a interesarme por el cine. Primero pensé que quería ser guionista, pero luego entendí que lo que se me daba mejor era llevar la batuta en el rodaje y la narrativa visual.

¿Quién le dio su primera oportunidad y ha sido decisivo en su carrera?

Rodrigo Cortés, que estudiaba en el instituto con mi hermano. Él estaba haciendo sus cortos con 16 años y me dejaba ver: él montaba y yo, quieto, miraba lo que hacía. Yo era un crío de 11 años y verle a él me animaba. Yo pensaba: “Esto es posible”. También me fue enseñando cosas poco a poco. Y hoy somos amigos.

Un placer culpable en cine.

No me siento culpable con nada. Disfruto mucho con el cine de animación. Y lo mismo me lo paso bien con una película de Jackie Chan que con una de Bergman.

¿Y en la vida?

Los fines de semana me levanto tarde y muchas veces voy a desayunar una tarta de queso gigante que me vuelve loco.

Un buen rasgo de su carácter.

Al contrario que otros directores, soy paciente y tranquilo. A los actores les transmito calma.

¿Y uno que le disgusta?

A veces soy obsesivo. Puedo probar todo 200 veces, y volver loco al montador, hasta que doy con la tecla.

En Twitter se presenta como cineador.

Hacer cine siempre es peligroso. Como si fueras un torero.

Una película que no llegó a cumplir sus expectativas.

“El olor de la papaya verde”. Me aburrí soberanamente con 14 o 15 años. Era interminable, pero no estaba suficientemente molesto para irme del cine.

Me hubiera gustado dirigir a José Luis López Vázquez o a Cary Grant

Actores de todos los tiempos que le gustaría dirigir.

José Luis López Vázquez, Cary Grant y Russell Crowe. Ingrid Bergman, Penélope Cruz y Kate Winslet.

Su idea de felicidad.

Soy muy feliz trabajando, en los rodajes. Pero, sobre todo, soy muy feliz en el cine, cuando me he olvidado de mi vida y consigo ver la película sin analizarla porque me tiene enganchado.

Un superpoder que le gustaría tener.

Todos los directores somos un poco voyeurs: ser invisible y colarme donde no está permitido.

¿Ha ligado gracias al trabajo de director?

Sí. A mi pareja actual la conocí trabajando. En ese oficio todo es muy intenso, todo se magnifica y se desarrolla con mayor velocidad. Y cuando estás sintiéndolo todo, pasan cosas. Igual que en los rodajes: son una montaña rusa; si sale algo bien, te sientes el hombre más feliz del mundo; si sale algo mal, te quieres tirar por un barranco. Es como la casa de Gran Hermano: todo está magnificado.

Un hábito que no soporta.

La impuntualidad. O que llegue un actor que no se sabe el texto. Hay que llegar a la hora y con los deberes hechos.

Le sonrieron los Goya como productor.

Con Isabel de Ocampo ganamos en 2009 el Mejor Corto de Ficción por “Miente”. Y recogí el Goya de 2005 al Mejor Cortometraje Documenta por “En la cuna del aire”: de momento lo tiene mi socio en la productora, pero es como una custodia compartida. Cuando lo quiero tener unos meses, se lo pido y me lo deja.

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