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Una adicción que tiene principio, pero que parece no tener final y que roza la desesperación. A veces, ganar también implica perder. Que se lo digan a todas aquellas personas que, en algún momento de su vida, han tenido que parar su 'maquinaria' para ... ponerse en manos de psicólogos y terapeutas para poner fin a una adicción. Cuando te conviertes en un ludópata, tu mundo se desmorona. Apuestas sin parar creyendo que vas a ganar y, poco a poco, echas a perder todo lo que tienes. Por este motivo, cada vez son más los expertos que insisten en la necesidad de fortalecer los mecanismos de prevención, sobre todo en Educación Primaria, para frenar el aumento de adolescentes que apuestan por internet. Y es que, pese a que con la pandemia las apuestas presenciales cayeron exponencialmente, las apuestas por internet se duplicaron generando consecuencias que ya son calificadas como «irreversibles» por los profesionales que, cada día, luchan por prevenir y atajar los problemas de salud mental: el número de apostadores menores de 25 años ha aumentado un 20% en los últimos cinco y uno de cada 10 jóvenes acuden, al menos dos veces al mes, a locales de juego.
Esta estadística asusta. Cada vez son más las personas que intentan reconducir sus vidas más allá del juego y dejar atrás la ansiedad y el deseo incontrolable de apostar que experimentan cada vez que escuchan la palabra 'apostar' o que algo les incita a hacerlo. Con el comienzo de las competiciones deportivas, cada año, se vuelve a poner el foco en la importancia de evitar que este tipo de adicción se dispare en adultos, pero, sobre todo, entre los más jóvenes, que son los que, preferentemente, consumen este tipo de contenido.
Desestabilización emocional, decepción, impotencia, baja autoestima, vergüenza o inferioridad. Son algunos de los sentimientos que experimentan aquellas personas a las que les resulta imposible echar el freno ante una adicción como lo es la ludopatía. Autodestructivos, a la par que dañinos, son claras señales de la depresión a la que nos puede llevar el deseo incontrolable de apostar. Todos ellos se suman, además, al hecho de que el ludópata, al igual que pasa con los adictos a cualquier tipo de droga, vive acostumbrado a ser juzgado por mucha gente, lo cual supone un gran escollo para que reconozcan su problema, y, por lo tanto, una barrera para ser tratados.
Hace apenas una década, el perfil de una persona ludópata era claro: una persona adicta a las máquinas tragaperras. Ahora, ya no lo es tanto. Hoy, los que más llaman a la puerta de psicólogos y terapeutas son jóvenes obsesionados con el juego online y con las apuestas deportivas. Todos ellos, vinculados a una condena que, poco a poco, está destrozando sus vidas.
El negocio del juego online en España sigue creciendo a prueba de restricciones. Las hay regulatorias, pero también han sobrevivido a una pandemia. Pese a estos contratiempos, en 2022, las casas de apuestas batieron un nuevo récord tras la celebración del Mundial. Este acontecimiento disparó las apuestas deportivas y las ganancias de los operadores superaron los 700 millones de euros.
En el tercer trimestre del año pasado, el aumento del juego online se hizo notar en este ámbito. Pese a que el contexto económico estuvo marcado por la inflación, en España, hubo 78 operadores con licencia de juego online, de los que un total de 45 se dedicaron exclusivamente a las apuestas. Todos ellos estuvieron regulados por el Estado, a diferencia de lo que pasa con los establecimientos físicos de juego, que son competencia de las comunidades autónomas.
La ludopatía es un problema de salud pública que ha calado profundamente entre los más jóvenes. Por este motivo, cada año, se trabaja para incorporar nuevas medidas y normativas que permitan atajar este problema. Una de esas últimas medidas fue aprobada el 14 de marzo en el Consejo de Ministros.
Una nueva legislación, compuesta por un paquete de 30 medidas, está destinada a crear entornos de juego más seguros y a promover pautas de consumo saludable para minimizar los daños que genera el ser adicto a las casas de apuestas y, en definitiva, al juego.
Dentro de este precepto, también se han definido perfiles vulnerables para los que se buscará reforzar la protección a personas que acumulen pérdidas netas de 600 o más euros en un plazo de tres semanas. Sin embargo, todas aquellas personas que sean menores de 25 años serán protegidas habiendo alcanzado la cuantía gastada de 200 euros.
Con esta promoción de pautas de consumo saludable, se busca atajar una de las problemáticas que no paran de crecer en esta sociedad debido a la proliferación de los juegos en línea. Por este motivo, psicólogos y terapeutas piden que, en el ámbito educativo, se siga difundiendo una educación a marchas forzadas que conciencie a la sociedad de los riesgos y problemas que pueden darse a raíz de la adicción a las apuestas.
«Por desgracia, cada vez hay más menores adictos a los juegos de azar y, en especial, a las apuestas deportivas». Son las palabras con las que el secretario del Colegio Oficial de Psicología de Castilla y León, David Cortejoso, responde a la pregunta de si el aumento de la adicción a las nuevas tecnologías se ha traducido en la disminución de adictos a los juegos de azar. La respuesta no podía ser otra: «No». De hecho, asegura que se ambas adicciones se complementan.
«Las nuevas tecnologías fomentan que los más jóvenes, a corto plazo, desarrollen una adicción a los juegos de azar y, por lo tanto, ludopatía. A esto, también hay que sumarle lo que genera el hecho de que siga habiendo publicidad de ciertas casas de apuestas, en la que aparecen deportistas que resultan ser ídolos para muchas personas, personajes famosos y otras personas relevantes», asegura Cortejoso.
Respecto a si hay un perfil psicosocial determinado de persona que desarrolla esta adicción, David Cortejoso asegura que «se trata de algo muy relativo», ya que las casas de apuestas, normalmente, se sitúan en grandes ciudades y en barrios más periféricos o de trabajadores más obreros con un menor perfil económico o con un menor nivel cultural».
«Quizás, este sea el perfil más elevado, pero también tenemos el que está al otro extremo. La gente que tiene un mayor nivel cultural y que está bien a nivel económico y social también puede sufrir ludopatía. Una vez que ganas, piensas en que lo puedes hacer más veces y entras en un bucle muy negativo, perdiendo dinero y con problemas económicos, laborales y sociales», recalca el secretario del Colegio Oficial de Psicología de Castilla y León, que desvela cómo es el comportamiento que muestra un adicto a las apuestas deportivas: un cúmulo de sensaciones negativas y cierto nerviosismo cuando no puede apostar.
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