«El Señor me sostiene y alienta en cada instante. Se encuentra a mi lado, dentro de mí. Eso me llena de paz y me ayuda a crecer en la fe y a descubrir a Cristo cada día un poquito más ». Esta es la realidad que habita en el alma de Margarita Martín cada día, la primera virgen seglar consagrada a la Diócesis de Salamanca en el año 1988.
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Conmemoró sus bodas de plata del Ordo Virginum con una eucaristía de acción de gracias en el Convento Madre de Dios tras 25 años de vida entregada a Cristo, al que ella se dirige como «esposo del alma». Un camino que no ha sido fácil para ella, pero en el que se ha sentido siempre acompañada y plena: «El gozo y la alegría me acompañan desde el principio de mi consagración como fuente inagotable que nace desde dentro y ayuda a superar las dificultades que no cesan en el camino», trasladó.
Ella 'instauró' esta forma de vida en la Diócesis y después de ellas otras mujeres se unieron al mismo camino, entre ellas Daniela Biló y Luisa Antonia Rodríguez. Todas ellas encontraron en el Ordo Virginium la forma de saciar su sed de Dios mediante una de las formas más antiguas de la consagración femenina. Su vocación, desvinculada de una congregación religiosa, tiene como único fin y misión servir a la pastoral diocesana: «Poder acompañarlas ha sido un gran regalo del cielo y hemos vivido este camino como verdaderas hermanas en apoyo mutuo. La conexión y los ideales unen mucho la fe y las vivencias que tenemos. Amamos locamente a Cristo», aseguró Margarita Martín. También hizo hincapié en la importancia de compartir su forma de vivir con el resto de mujeres que la comprenden: «Es un compartir mutuo. Nos hace poder disfrutar del gozo y satisfacción de encontrar hermanas con tus mismos sentimientos, tu misma vocación, comunión de vida, de oración y de pensamiento».
En el proceso de preparación para la eucaristía que vivió este viernes por la tarde con motivo de sus 25 años de vida consagrada, tuvo que profundizar en su fe y en su parte más espiritual: «Espiritualmente ya se ha encargado la Virgen María de preparar mi interior. Siempre cuento con ella y me guía en la oración. Es una verdadera delicia contar con alguien tan especial que ya hizo el camino y es tu Madre y tu maestra», reconoció. Mientras se ha preparado para esta ocasión, que para Margarita ha significado un momento muy especial, una pregunta rondaba en su ser: «¿Cómo pagaré a Dios todo el bien que me ha hecho?». Ella misma se respondía siendo consciente de que continuará su camino atendiendo a la voluntad de Dios: «Mi mayor deseo es bendecirlo desde el mayor silencio o la mayor ocupación», asegura. Durante la eucaristía celebrada este viernes por la tarde, Margarita Martín pronunció una oración que ella misma preparó para la ocasión. También estuvo acompañada por otras vírgenes seglares y familiares.
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