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Domingo, 25 de diciembre 2022, 21:11
Es ya una política experimentada después de siete años y medio en el Ayuntamiento, pero sigue teniendo una idea “quijotesca” de la vida pública como si fuera principiante. No hay acto social donde no esté “la pelirroja” de Ciudadanos, cuyo aspecto frágil nada tiene que ver con su firmeza para enfrentarse al mismísimo Francisco Igea cuando era vicepresidente de la Junta y un “héroe” por haberse enfrentado en primarias a la dirección nacional del partido naranja.
¿Insiste en presentarse a las elecciones de mayo con la marca de Cs?
—Sí, ese es mi objetivo. Nos hemos propuesto continuar con el proyecto de Cs en el Ayuntamiento de Salamanca.
¿Pero no se da cuenta de que está en vías de extinción, que Cs ha quedado fuera en las comunidades de Madrid y Andalucía y el futuro no se presenta mucho más halagüeño para su partido?
—Sí, está pasando un momento muy, muy complicado. Extremadamente complicado. En todos los sitios donde se ha gobernado ha desaparecido. Pero no ha desaparecido la necesidad de un partido como Ciudadanos. Mientras esta necesidad exista y cuanto más polarizado esté el espectro político en nuestro país, es más necesario. Está mal, pero tendremos que seguir intentándolo los que creemos que hace falta que esté ahí.
¿Le ha ofrecido el PP o el alcalde, Carlos García Carbayo, ir en su lista?
—No, nunca, nunca.
¿Y si se lo ofreciera?
—Ni me lo ha ofrecido ni me lo va a ofrecer porque es evidente cuál sería la respuesta. Yo creo que son suficientemente inteligentes y prácticos como para no perder tiempo.
¿No se tiraría de los pelos si el 28 de mayo ustedes se quedan fuera del Ayuntamiento y el PP necesita a Vox para seguir gobernando?
—Si Vox gobierna este Ayuntamiento, igual que si Podemos gobierna este Ayuntamiento, sin ninguna duda me tiraría de los pelos. Ahora, cambiar de barco en función de por donde sople el viento en cada momento no me parece bien.
Pero ustedes estarían dispuestos a ir en las listas del Partido Popular si hubiera un acuerdo a nivel nacional, pero se niegan a llegar a un pacto a nivel municipal cuando han estado gestionando con ellos el Ayuntamiento. La gente no lo entiende.
— No todo el PP es lo mismo. Para empezar, hay diferencias entre la forma de gestión del PP del Ayuntamiento de Salamanca y la forma de gestión de la Junta, por ejemplo. Aquí tenemos la suerte de trabajar con un grupo municipal que no solo son buenos gestores, sino que además facilitan el trabajo del día a día, como se ha demostrado a lo largo de todo este tiempo. En este gobierno PP-Cs no hay egos, no hay falta de lealtad, hay mucha honestidad y mucho trabajo en común. Eso es lo que ha permitido que el gobierno haya funcionado. En otros ámbitos es diferente. Lamentablemente el PP general no es el mismo PP que el del Ayuntamiento de Salamanca.
Seguramente tendrá más enemigos en su propio partido que entre sus aliados.
—Sí. Eso lo he dicho ya. Posiblemente muchas de las decisiones que hemos tomado y de los enfrentamientos que hemos podido tener era porque queríamos que Ciudadanos fuera el del Ayuntamiento de Salamanca, que se ajusta a lo que siempre ha sido el partido naranja. Ha sido un partido en el que se busca sobre todo la estabilidad, el consenso, que no haya crispación, enfrentamientos y que no haya oportunismos. Por eso, por esas formas, por ejemplo, es por lo que yo me afilié a Ciudadanos en 2014, hace 8 años, y eso no lo ofrecía en ese momento el PP y lamentablemente no lo sigue ofreciendo a nivel nacional. Igual que tampoco lo ofrece el PSOE y muchísimo menos los partidos extremos.
Hace unos días estuvo con un compañero, el alcalde de Badajoz, que ya ha dicho que se va a al PP. Juan Marín también se va a integrar en el equipo de Moreno en Andalucía. ¿Qué le parecen estas decisiones?
—Sobre todo me parece bueno para los andaluces, porque Juan Marín es un excelente profesional, un excelente político y una excelente persona. Él se presentó por Cs. Al fin y al cabo es lo que nosotros hemos defendido siempre. Hay un proyecto que es necesario y hay que defenderlo hasta el último momento.
¿Aceptaría una oferta del PP si el 28 de mayo se quedan fuera del Ayuntamiento, como ha hecho Marín?
—Sinceramente no lo he pensado. No veo ese escenario. Todos los que estamos en el grupo tenemos claro que esta experiencia empieza y va a terminar. Ninguno veníamos de la política y todos teníamos nuestra vida. Entendíamos que íbamos a estar durante un tiempo dedicándonos a esto y que después volveremos a nuestro mundo. Sea el 28 de mayo, o sea en otro momento, todos vamos a volver a nuestro trabajo. Con lo cual yo no he pensado en ese escenario. Tengo claro que mi partido, por el que yo me he presentado todo este tiempo, es por el que voy a seguir presentándome. La lealtad, ya no al partido, sino a lo que representa es inquebrantable.
Cuando los partidos están en decadencia, como le pasa a Ciudadanos, hay muchas luchas internas. ¿Usted con quién está con Arrimadas o con Edmundo Bal al que apoya Francisco Igea?
—Yo me sigo identificando con el proyecto. Indudablemente estos momentos son complicados y es normal que haya que intentar encontrar la vía para salir de la crisis y es indudable que tienen que surgir esas personas que crean que pueden hacerlo mejor y que pueden aportar más. En estos momentos yo me sigo identificando con las necesidades de la ciudad de Salamanca, con las necesidades que nosotros hemos querido solucionar.
Está echando balones fuera. No se quiere mojar.
—No puedo mojarme. Yo me identificaré con el proyecto que represente realmente lo que ha sido Ciudadanos y no los representa proyectos en los que se prima la crispación, el insulto y querer hacer ruido. Con eso no me identificaré jamás.
Entiendo que está en contra de Bal y de Igea.
—Estoy diciendo que yo me identifico con una forma de Ciudadanos, que es la forma que tenemos en este Ayuntamiento. No puedo mojarme porque nos han dicho que los cargos públicos no debemos hacerlo.
¿Quién le metió el gusanillo de la política?
—Me metí en política por Podemos. De hecho, nadie de mi familia se dedica a la política. Yo siempre he intentado, por mi formación como psicóloga, mejorar un poquito el mundo, sobre todo a través de entidades vinculadas a la discapacidad. De repente, en las Europeas de 2014, Podemos, que es un partido que sale de la nada pero que arrastra una forma de protestar que fomenta la crispación, obtiene resultados muy buenos. En ese momento, pienso: si esto sigue, lo que va a ocurrir al final es que toda la política esté plagada de personas enfadadas, crispadas, con resentimiento, que atacan a los demás y que gobiernan enfrentando a unos contra otros. Mi siguiente pensamiento es que en política hace falta gente normal, que hable de una manera normal, que no nos enfrente, sino que busque lo mejor para todos. Gente como yo. Y el siguiente pensamiento que tengo es: ¿por qué no intento yo aportar algo? Y el partido en el que más me identificaba era uno que se empezaba a oír entonces en toda España, que venía de Cataluña, pero yo no sabía ni que existía y se llamaba Cs. Me afilié por internet.
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