Siete años después de su apertura al público el Pozo de Nieve de Salamanca se beneficiará este 2024 de una ampliación notable con la que se persigue enriquecer el espacio expositivo, dando respuesta a la demanda de los visitantes que en estos años han convertido el recurso en uno de los más visitados de la ciudad, siempre que la Comisión de Patrimonio aporte su visto bueno.
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El viaje en el tiempo que aborda el público a través del subsuelo salmantino ampliará su recorrido con la incorporación del último de los túneles descubiertos y que pasa por debajo del paseo Rector Esperabé. Se atiende así el creciente interés de los visitantes por incrementar la zona visitable de las galerías, espacio de entre 8 y 10 metros que contará con un piso de plástico reciclado antideslizante para mejorar la accesibilidad y la seguridad del recorrido. Será resistente a la humedad, fácil de limpiar, desinfectar, resistente al fuego y a actos vandálicos. En un pequeño habitáculo al final del pasadizo subterráneo se colocarán las reproducciones de una daga y una espada que se hallaron precisamente en este punto. Se situarán sobre pértigas metálicas en el centro del espacio para que el turista pueda apreciarlas a través del ventanuco que se halla al final del túnel. La tercera de las mejoras del museo se plantea en las oficinas, que se convertirán en una sala del patrimonio subterráneo antrópico, es decir, producido o modificado por la actividad humana. Según los autores del proyecto, sería «especialmente interesante» ya que permitiría resaltar la importancia del patrimonio oculto y poco conocido de Salamanca, abarcando incluso los últimos descubrimientos como las galerías subterráneas de la Catedral que aún no han sido exploradas. El propósito es que la intervención respete el espacio abovedado, por lo que los pasadizos salmantinos se mostrarían en una vitrina central de tres metros de largo, permitiendo al espectador localizar y ubicar lugares y leyendas.
La mejora de la accesibilidad es otra constante en la ampliación. Para ello se tendrá en cuenta la recreación de réplicas y objetos en 3D para destacar elementos significativos del espacio como la espada y la daga halladas en los túneles, así como cerámicas de «bodega» o galerías subterráneas, sin olvidar los huesos de cráneo encontrados en las galerías inferiores de este enclave. Ofrecerían una mejor comprensión de los aspectos históricos y culturales del lugar de forma visual y táctil, permitiendo acercar a los visitantes a objetos y elementos originales, pudiéndose utilizar como complemento para visitas de personas con discapacidad visual.
La cuarta gran incorporación del proyecto es la fusión del arte con el espacio arqueológico con la incorporación en el propio pozo de la colocación de una polea de la que cuelgue un enorme móvil con las letras que forman la palabra «nieve» simulando copos. Aunque su objeto principal será embellecer el entorno, también ayudará a entender cómo funcionaban las pérgolas que se utilizaban para depositar, elevar y movilizar el hielo en la infraestructura. Un tótem situado al otro lado de la pérgola, junto a la barandilla del pozo, unirá la estética vanguardista con las obras de arte para mostrar cómo se conservaban superpuestas capas de nieve cubiertas por paja, un elemento que se propone crear con nieve artificial y paja insertada entre dos cristales.
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