La alucinante batalla del Puente Romano

Cuatro siglos desde que sucedió la auténtica Batalla de los Tercios Españoles y cuatro ediciones ya junto a la ribera del Tormes para rememorar cómo los principios de compañerismo y camaradería desequilibraron una batalla internacional del lado español.

La Batalla de los Tercios sigue siendo uno de los actos más atractivos dentro del Festival Siglo de Oro Salamanca porque permite al público de todas las edades meterse de lleno en el campo de batalla y vivir a escasos metros un episodio histórico.

«El público aprende qué eran los Tercios -se componían de tres unidades-, que era la encamisá o qué tipo de estrategias se utilizaban en las batallas de aquellos años», apuntan desde la organización, que destacan: «En esta historia ganan los españoles, pero para posteriormente firmar la paz. Eso es importante. Una lucha por la paz».

A la sombra del Puente Romano el medio centenar de participantes, caracterizados con las ropas y banderas de la época, desenfundaron espadas y utilizaron sus picas, abalardas y arcabuces. Cada arma tenía su función precisa en cada momento de la batalla y de ir desgranando sus secretos se encargó nada menos que Miguel de Cervantes.

La unidad de los Tercios Españoles consiguió la gesta de permanecer invicta durante 200 años. Una capacidad de readaptarse hacia la victoria que anteriormente solo había conseguido el imperio romano.

¿Cómo era posible? «Se conseguía porque el hijo de un pastor tenía el mismo valor que el hijo de un duque», aprendió el público asistente en una mañana realmente agradable.

A esa unión dentro del grupo de combatientes se sumaba una característica muy propia de los españoles como es la picaresca: la que les llevaba a atacar a los enemigos bajo la oscuridad de la noche y con la idea de vestir de blanco para no confundirse entre la tinieblas, reconocerse entre españoles y saber a quién no hay que atacar. Una estrategia que funcionó.

No por muchas veces que se repita la batalla va a cambiar el final. Ganan los españoles para arrancar el aplauso del público que se acomodó a la sombra de los árboles que hay alrededor del improvisado campo de batalla. Y para celebrarlo, un suculento arroz a la zamorana que se degustó en el parque de Huerta Otea.

El programa del Siglo de Oro se prolongará hasta finales de mes. El próximo fin de semana supondrá todo un desafío para los amantes de la cocina: se recrea la boda de Felipe II y gracias a los historiadores gastronómicos ha sido posible recopilar información sobre cuáles fueron los platos que se comieron en aquel evento y qué ingredientes se utilizaron. Los cocineros que se encargarán de preparar esas comidas tienen la dificultad añadida de que algunos de los productos que necesitan se encuentran muy difícilmente -algunos casi no existen actualmente- pero aún así van a intentar que los comensales experimenten el día 23 el privilegio de quienes se sentaban a la mesa junto a reyes y nobles para celebrar una boda real.