El consumo de Lorazepam se ha triplicado entre los jóvenes en las últimas tres décadas. Es la conclusión que difunde la Encuesta sobre uso de drogas en Enseñanzas Secundarias en España (ESTUDES), realizada por el Ministerio de Sanidad dos veces al año para valorar las tendencias y la situación del consumo de drogas y otro tipo de adicciones entre los jóvenes de entre 14 y 18 años y que alerta de cómo estas sutancias están calando profundamente en adolescentes debido a un deterioro de su salud mental.
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Según un informe de UNICEF, el coronavirus ha sido el mayor responsable del desgaste de la salud mental en jóvenes y niños. Así mismo lo asegura David Cortejoso, secretario del Colegio Oficial de Psicología de Castilla y León. «Pese a que ya ha pasado tiempo desde que la pandemia del coronavirus irrumpió con fuerza en nuestras vidas, algunos problemas de salud mental en jóvenes están aflorando ahora. Los problemas de salud mental en adolescentes están creciendo, pero también quiero resaltar que se ha roto un poco el tabú y que, ahora, se está demandando más la asistencia. El aumento de trastornos del ánimo ha derivado claramente en el aumento del consumo de ansiolíticos, que, en gran parte, se están recetando para erradicar el insomnio», asegura Cortejoso, resaltando la importancia que tienen los efectos negativos que pueden provocar en nuestra salud.
«Estos medicamentos tienen efectos importantes sobre nuestra salud. No pueden tomarse a la ligera, sino que un profesional, un médico o un psiquiatra te lo tiene que recetar. Además, su consumo puede tener un efecto rebote. Por eso, desde el Colegio Oficial de Psicología de Castilla y León, recomendamos que un profesional siga este tratamiento, ya que puede generar una dependencia y se necesita una pauta concreta», resalta el psicólogo David Cortejoso, haciendo alusión a que también se ha llegado al punto de que, en muchas ocasiones, los adolescentes consumen ansiolíticos para experimentar.
Para el psicólogo clínico Hilario Garrudo, el mayor problema al que conduce el consumo de psicofármacos es que se genera una gran abstinencia. «Las personas que consumen estos ansióliticos no saben cómo pueden dejar de tomarlos», reconoce Garrudo, haciendo mención a que algunos de los síntomas que señalan que existe una adicción son la intranquilidad, la sudoración, las taquicardias, la hiperventilación o la opresión en el pecho.
Respecto a la prevalencia por sexo del consumo de psicofármacos, Hilario Garrudo asegura que las chicas son las que más consumen esta sustancias a día de hoy. En total, un 17,6% consumen psicofármacos a estas edades frente al 9,7% de chicos. «La mente resulta ser muy golosa. Por un lado, estos fármacos rebajan la tensión que la ansiedad genera en nuestro cerebro y en nuestro organismo, pero también modifican las funciones habituales de nuestros neurotransmisores haciendo que la persona llegue a pensar que la única vía para poner fin a un problema de salud mental está en el consumo de los ansiolíticos», sentencia.
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Los hipnosedantes son sustancias que pertenecen al grupo de psicofármacos depresores del sistema nervioso central. El Lorazepam o el Bromazepam tienen efectos ansiolíticos, mientras que también existen otros como el Lormetazepam, que tienen efectos hipnóticos, u otros que sirven como sedantes, relajantes musculares o anticonvulsivantes.
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