198 familias, 164 de Salamanca y provincia—de las que 146 son de la capital— fueron atendidas desde la Asociación Salmantina Contra el Bullying y Ciberbullying (ASCBYC) en 2024. Algunas de ellas derivadas desde el Hospital, asociaciones, Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado e incluso desde el teléfono del acoso escolar del Ministerio, así como desde el botón de ayuda de la web de la asociación. Se trata de 60 familias más que en 2023 (138) y 91 más que en 2022 con 107 atendidas. Por su parte, casi el 40 % de los atendidos pidieron ayuda a través de la página web y del botón del pánico de ASCBYC el año pasado.
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La presidenta y experta en acoso escolar, Carmen Guillén se muestra alarmada por «esta subida tan preocupante»: «Aunque hubiera tan solo un caso también me preocuparía. Las cifras están encima de la mesa. Desde que nació la asociación, hace ocho años, hemos ayudado a 831 familias (más los datos de 2024), familias que tienen un problema y que necesitan ayuda. Lo triste es que muchas veces tengamos que hacer más las asociaciones privadas que la propia administración», manifiesta Guillén a LA GACETA.
Según la experta, una víctima suele tardar unos 13 meses de media en comunicar que está siendo acosada, aunque hay casos que se alargan años: «Nosotros hemos ayudado a personas que llevaban siete u ocho años sufriendo». Respecto al protocolo que siguen en la asociación, Guillén explica que cada caso se aborda de una manera distinta ya que no todos son iguales: «Tener un protocolo común es el gran error. Nosotros actuamos de una manera u otra en función de lo que nos pongan encima de la mesa, hay que tener en cuenta que cada caso es distinto, no se puede tratar igual un ciberbullying que un bullying ni a un niño de 13 años como a otro de 7».
En cuanto a las principales formas de acoso, existen cinco grandes grupos: el acoso psicológico, el verbal, el físico, la exclusión social y el ciberacoso; e infinidad de subgrupos, precisa Guillén: «Actualmente en Salamanca estamos viendo mucha exclusión social—dejar solas a las víctimas, no interactuar con ellas, aislarlas como si no existieran—, así como mucho ciberacoso y abuso psicológico que van en relación, y ciberdelitos».
La edad de los agresores y de las víctimas «cada vez es más baja». «Antes nos topábamos con niños de 11 y 12 años y ahora hemos asistido casos de cuatro años, cada vez más pequeños. Los niños acosan de una manera diferente a las niñas, así como en la etapa educativa, no es lo mismo en Primaria que en la ESO, por ejemplo», según la profesional, que añade que WhatsApp suele ser la red social más utilizada por el abusador para realizar el daño: «También Instagram y TikTok o a través de la Inteligencia Artificial (IA) ya que se puede cambiar una voz o un cuerpo con la finalidad de ridiculizar. De hecho, en Estados Unidos ya existen delitos denunciados por medio de actos cometidos con la IA. Nos ha venido a favorecer la vida, pero el problema está en el mal uso».
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En cuanto al papel del abusador, Guillén destaca que también necesita ayuda: «Muchas veces extrapolan la violencia que están viendo o que han vivido o buscan un rol para someterlo a sus compañeros, por eso no hay que restarle importancia, ni decir que son simplemente 'cosas de niños', sino actuar».
Según la presidenta de ASCBYC hay que escuchar a las víctimas y no restarles importancia. Si existe acoso físico se debe acudir a un centro hospitalario para levantar un acta, contactar con el tutor del centro y denunciar en Fiscalía de Menores si no se solventa la situación: «Es necesario un protocolo nacional actualizado y que se derogue la ley del menor para que se minimice el acoso».
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ASCBYC se encarga de realizar programas de prevención, talleres, asistir a familiares, reeducar a agresores, trabajar con las víctimas... «En la asociación no podemos cerrar un fin de semana, ni irnos de vacaciones, estamos activos las 24 horas al día los 365 días del año. En una ocasión en Nochevieja sonó el teléfono a las 6:00 horas de la mañana y yo salí de casa, evitamos que la víctima saltara por la ventana«, apunta Carmen Guillén.
Aumenta el acoso en los centros educativos de Salamanca. Así lo reveló el último informe de 'La conciencia escolar en Castilla y León', durante el curso escolar 2022-2023. Un informe publicado en febrero de 2024 por la Consejería de Educación de la Junta de Castilla y León.
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En Castilla y León, se contabilizaron durante ese curso académico un total de 622 posibles casos de acoso escolar y 106 en Salamanca—78 más que durante el curso anterior (28)—, siendo la segunda provincia de la comunidad con más casos posibles (por delante solo estaba Valladolid, con 129). De ellos, se confirmaron 5 casos de acoso escolar y 6 de ciberacoso. Por centros, los colegios públicos fueron los que detectaron mayores casos de acoso y de cualquiera de sus variedades. De este modo, en la región hubo 409 posibles casos, 54 casos confirmados y 7 de ciberacoso. En los concentrados, se contabilizaron 213 posibles casos, 25 de acoso y 7 de ciberacoso. Respecto a la etapa educativa, la educación secundaria obligatoria (ESO) fue la que más casos de posibles acosos registró, con 377 en toda la comunidad. Después le siguió Primaria con 204.
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