El adiós a la temporada caza deja decenas de galgos desamparados

Con el final de la época de caza este mes, son muchos los dueños irresponsables que optan por deshacer de los animales que consideran no dieron la talla durante la temporada. Una triste realidad que se repite año tras año y que lleva a las protectoras a un punto critico durante este periodo.

«La situación del abandono de los perros de caza es sangrante. Tú vas a cualquier protectora y estamos todas hasta arriba de estos perros y ahora que está terminando la temporada de caza es peor. Ya estamos viendo bastantes abandonos, sobre todo en los pueblos, pero a finales de este mes y principios de otro será mucho peor porque a los dueños ya no les interesa seguirlos cuidando hasta la próxima temporada y prefieren descartarlos», relata Fredes Barbero, de la Asociación Salmantina Protectora de Animales y Plantas.

Un escenario ante el que los expertos consideran es fundamental un mayor control. «Hay que poner un poco de mano dura en el mundo rural. Hay muchos dueños responsables que tratan a los animales con respeto, pero, por lástimas, hay otros que se deshacen de ellos sin el menor arrepentimiento. Yo he visto casos de galgos que se escapan de las protectoras para volver con su galguero y este lo que hacían era golpearlos para que se fueran. Incluso he llegado a escuchar a galgueros amenazar de que si el animal volvía aparecer en su casa le iba a pegar un tiro. Una persona que piensa así no merece tener un perro», relata la adiestrador Carmen Vidal.

A la terrible situación de maltrato y el trauma de abandonado que viven estos animales se le suma la dificultad que tienen luego para ser adoptados. «Este tipo de perros cuesta más que la gente los adopte. Primero porque la mayoría de las personas prefieren cachorros para que se críen con ellos desde pequeños y, segundo, porque son animales de tamaño medio o grande, que no todo el mundo tiene las capacidades para atenderlos. En general se pueden adaptar muy bien a la vida familiar, pero tienen mucha energía y necesitan cierto nivel de actividad. Además, son perros que, normalmente, vienen con unos miedos atroces», señala Fredes Barbero.

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