27.000 pensionistas sobreviven bajo el umbral de la pobreza en la provincia de Salamanca

El indicador AROPE, cuyo significado es “en riesgo de pobreza y/o exclusión social”, determina que en la provincia de Salamanca más de un tercio de sus pensionistas se encuentra por debajo del umbral de la pobreza, es decir, que ingresa menos de 9.600 euros al año, mientras que para el 14,5% la situación es aún más difícil al encontrarse en situación de pobreza severa, en la que cae una persona cuando sus ingresos están por debajo de los 6.400 euros al año.

Así lo reseña la organización sin ánimo de lucro EAPN Castilla y León que lucha contra la pobreza y la exclusión social. Atendiendo a estos datos, el 35,6% de los 75.500 pensionistas que contabiliza el Ministerio de Seguridad Social está por debajo del umbral de la pobreza, es decir, 27.000 personas.

El porcentaje se encuentra por encima del promedio de la Comunidad que se sitúa en el 34,6%. No obstante es la cuarta cifra más alta de la Región, donde las provincias con una situación más difícil son Zamora, con un 39,8% de pensionistas bajo el umbral de la pobreza, y León, con un 38,5%. Valladolid en cambio es la que presenta una mejor situación. Aún así uno de cada cuatro pensionistas es “pobre”, en concreto el 27,3%. Dentro de este colectivo 11.000 personas viven en una situación aún más difícil, el 14,5%, ya que sus ingresos no superan los 6.400 euros anuales por miembro en la unidad de convivencia. Este rango de ingresos lleva a que sus pensiones se consideren por debajo del umbral de la pobreza extrema.

Se trata de salmantinos pobres de una provincia en la que en la que el importe medio mensual de una pensión es de 1.084 euros. Afecta más a las mujeres que a los hombres, algo que también se evidencia en la pensión media por género: los varones ingresan 211 euros más al mes, según la Seguridad Social.

La organización EAPN Castilla y León subraya que un grupo con características especiales es el de la población pensionista. “Una gran parte de ella tiene a la pensión como único ingreso y, por tanto, su situación de pobreza depende de decisiones políticas y en ningún caso de su esfuerzo personal, pues la gran mayoría de este grupo obtiene rentas que están prácticamente determinadas por el importe de la pensión que reciben”.

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