Un vínculo que teje generaciones: «El año pasado alguna alumna salió maestra»

La aguja gancho genera vínculo de unión entre generaciones en Peñaranda de Bracamonte. El Ayuntamiento a través del Programa Vive ha puesto en marcha por segundo año consecutivo el taller de ganchillo intergeneracional para personas de todas las edades. Este año se han apuntado una veintena de personas animadas por el éxito de la pasada edición. Siete de las participantes son mujeres, muchas de ellas mayores de 60 años que acuden dispuestas a transmitir sus conocimientos a jóvenes de Peñaranda de Bracamonte.

«Se trata de transmitir de forma oral la cultura y la artesanía, a parte de compartir algo que de otro modo se perdería, la sabiduría, la tradición, los valores», destaca Pilar Manzano, coordinadora en sustitución de Susana Moreno, que es la persona encargada de dar forma a estas iniciativas que parten del programa Vive del Ayuntamiento de Peñaranda de Bracamonte.

La primera dinámica tuvo lugar el pasado viernes y a la media hora todas las participantes estaban sumamente concentradas.

Las 13 jóvenes alumnas desde 5º de Primaria prestaban plena atención a sus siete maestras, que son participantes del grupo de Ganchilleras en Acción, a través del cual han realizado por ejemplo árboles de Navidad, decoran la biblioteca o visten árboles enfermos de los parques de la ciudad.

«Vienen con muchas ganas, están todas muy motivadas», dice Pilar Manzano.

Estas dinámicas promueven el que las personas mayores salgan de casa, tengan la mente activa y se ejerciten física y psicológicamente.

Además se produce una interacción intergeneracional fundamental. Personas mayores de Peñaranda de Bracamonte comparten una experiencia única con niñas de la ciudad. Cuando salen de la actividad se pueden encontrar por la calle y saludarse porque ya se conocen. Este factor de comunicación intergeneracional es algo que se quiere potenciar desde el Ayuntamiento como algo saludable tanto para los niños como para los mayores, por esa razón por ejemplo el nuevo parque Clara Campoamor integra zona de juegos infantiles cercana del parque de actividades biosaludables para mayores.

En esta actividad se producen verdaderos «milagros» sociales, porque personas a las que la sociedad relega al descanso como pensionistas o jubiladas se activan, se revitalizan, y tienen una motivación para salir de casa, una ilusión para participar en proyectos a la vez aprenden de la juventud, conocen las nuevas tendencias y se nutren del avance de los tiempos. A su vez las jóvenes van a recibir un legado que son los conocimientos que atesoran estas personas mayores, que de otro modo se perderían. Además se nutren de sus valores y de su cultura. Se trata de una sinergía positiva en ambos sentidos.

«Ponen mucho interés en aprender, porque si no pusieran interés no podríamos enseñar», cuenta Artura Álvarez mientras enseña a Leyre y Gisela lo más básico del ganchillo.

«El año pasado alguna alumna salió maestra», dice Pilar Zaballos mientras observa a Lucía poner en práctica lo que ella le va enseñando.

Romanita Pérez Jiménez es de las mayores, tiene 87 años. El primer día se ha sentado junto a Elena, que observa con atención como mueve sus manos con agilidad.

«Venir me supone pasar un buen rato y aprender mucho de las niñas en vez de estar en casa viendo la tele», asegura Romanita Pérez.

A pesar de ser septuagenarias u octogenarias manejan con destreza la lana y la aguja y son hábiles costureras. También están demostrando ser buenas maestras, saben transmitir sus conocimientos y tienen paciencia, además lo hacen con mucho cariño porque sus alumnas podrían ser sus nietas.

Las alumnas están muy concentradas e interesadas, algunas ya tienen pensado lo que van hacer cuando sepan utilizar la aguja gancho.

• Temas
• Navidad
• sociedad
• Peñaranda de Bracamonte