La urna de plata de Santa Teresa, de Alba de Tormes a Toledo para una limpieza profunda

La espectacular urna de plata en la que los restos mortales de Santa Teresa de Jesús han descansado durante varios siglos ya está en Toledo. Esta joya de la orfebrería religiosa, maciza y surgida de las manos de los mejores plateros de mediados del siglo XVIII no había salido de Alba de Tormes desde que se instaló dentro del sepulcro de mármol de Santa Teresa, pero ahora pasará por las expertas manos de un carmelita descalzo, Ricardo Plaza, que es restaurador y conservador artístico, para llevar cabo una limpieza de la misma.

Este procedimiento se desarrollará durante las próximas semanas y también se ha previsto que el profesor Manuel Pérez Hernández haga un estudio sobre este singular relicario datado en 1760 y que fue obra de Jerome Loir y Jacques Marquet, como atestiguan sus nombres labrados en el interior del mismo.

Cerca de medio millar de personas de todas las edades aprovecharon la última e histórica oportunidad, de poco más de media hora de duración, para ver esta urna en Alba de Tormes y acudieron a la iglesia para poder ascender, en un respetuoso silencio, por la llamada «escalera del Duque», antaño construida y reservada en exclusiva para el acceso del duque de Alba hasta el sepulcro de Santa Teresa.

El mausoleo de mármol, abierto y vacío, va a poder seguir contemplándose a lo largo de las próximas semanas, pero no la urna por su traslado para la limpieza. El visitante más joven fue Saúl Alonso, de poco más de cinco meses, que llegó en brazos de sus padres.

Los niños, dentro de distintos grupos familiares, fueron otro colectivo destacado en la visita, puesto que para ellos también estaba disponible el tradicional Pan de Ángel (obleas). El prior del Carmelo en Alba de Tormes y Salamanca, Miguel Ángel González, destacó en la eucaristía «la belleza del gran relicario de plata que es la urna, que está labrada incluso en la parte interior de la tapa y en el fondo exterior. Es una pieza que no estaba concebida para enseñarse, sino para estar cobijada dentro del sepulcro de mármol y sin embargo es de una belleza excepcional que nosotros podemos ahora gozar de manera excepcional».

«Es una maravilla poder verla», reconocían Marisol Huerta y Marisol Román, una abulense y otra albense, mientras compartían la visita. En el mismo sentido se manifestaba la familia Cotobal: «No pudimos venir el anterior domingo y hoy no podíamos faltar», aseguraban.

En la respetuosa fila también estuvo presente Celia Sánchez, llegada desde la capital salmantina y con 24 años: «Es algo histórico que no me quería perder». Los visitantes además realizaron la salida del recinto por el museo Carmus dedicado a Santa Teresa y el arte en su tiempo.

Desde el Carmelo, para ayudar a financiar los gastos que generan la limpieza y las tres etapas de los trabajos de estudio sobre el cuerpo de Santa Teresa, se han puesto a la venta distintos recuerdos vinculados con este momento. El equipo que estudia los restos de Santa Teresa sigue realizando su informe y el cuerpo de la Santa reposa en una urna temporal en el interior del convento de las Madres Carmelitas de Alba.

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