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Martes, 1 de diciembre 2020, 09:27
Una de las zonas naturales privilegiadas de la provincia, El Rebollar, resguarda uno de los tesoros arqueológicos más destacados de Salamanca, el Castro de Irueña, que aunque todavía descubierto en una muy pequeña parte, según los expertos, ofrece ya una visión del gran asentamiento primero vetón y luego romano que fue.
Situado a poco menos de diez kilómetros de Fuenteguinaldo, el Castro de Irueña se sitúa en un promontorio sobre el tramo alto del río Águeda, en un bosque de robles que ofrece la posibilidad de recorrerlo libremente una vez señalizado por la Junta de Castilla y León.
Desde Fuenteguinaldo y tomando la carretera que une la localidad con Robleda, el visitante llega a las puertas del asentamiento histórico donde está habilitado un aparcamiento y desde el que un panel marca claramente los dos recorridos, largo y corto, que se pueden realizar libremente, al no haber establecido horario ni días de visita.
Ya dentro de lo que fue el asentamiento del Castro de Irueña, los robles acompañan el caminar hacia los todavía escasos restos que han visto la luz, gracias a las excavaciones que en 1933 y 1934 realizó el guinaldés Domingo Sánchez, y más recientemente en la última década la Junta de Castilla y León.
Destaca por encima de todos ellos el verraco de grandes dimensiones conocido como la “Yegua de Irueña”, que es además la imagen icónica del Castro, así como restos de construcciones romanas como “El Palacio” o “La Calle”, además de partes de la antigua muralla.
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