
«La ermita de San Luis se cae a cachos», se quejan en Peñaranda de Bracamonte en referencia al mal estado de este templo que es propiedad de la Diócesis de Salamanca pero cuya custodia pasa por manos de la parroquia de Peñaranda de Bracamonte y el mimo que le dedican los fieles y cofradías peñaradinas, en especial la de la Vera Cruz. El precario estado de este templo, en algunos lugares en referencia a como ermita o iglesia en otros, ha hecho al obispado tomar cartas en el asunto. En la última asamblea celebrada por la Cofradía de la Vera Cruz se habló sobre el estado en que se encuentra el templo. El presidente de la cofradía, José Raúl Redondo, comentó que habían visitado la ermita unos arquitectos de la Diócesis de Salamanca para valorar los daños que tiene la ermita y poder hacer un estudio del coste que supondría su reparación.
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El párroco de Peñaranda de Bracamonte, Lauren Sevillano, pidió implicación a las cofradías y a los fieles, con aportación de donativos para sufragar al menos parte del coste que supondrá esta reparación.
La cofradía de la Vera Cruz enseguida se puso manos a la obra y ha organizado la primera torrijada de su historia, que harán el próximo 23 de marzo a las 18:00 horas en San Luis.
En el exterior el mal estado del templo requiere observar con atención. En la parte más alta se puede ver que la campana está rota y suelta, indica Glori Baladrón, que es vocal de la cofradía, y una de los devotos de este templo y la Semana Santa peñarandina, y por tanto, apenado por ver en tan precario estado este templo que data de 1643.
Una de las partes en peor estado es el tejado, que fuera tiene vegetación, y en el interior ha creado humedades y goteras. Como consecuencia del mal estado de la cubierta el retablo mayor sustenta parte de la escayola del techo que está suelta. Sobre el balcón del coro también destacan grandes manchas de humedad, señala Elisabeth Ronco, tesorera de la Vera Cruz.
Las paredes están deterioradas, sobre todo en la parte baja, donde se está desprendiendo la capa de cemento.Otra de las partes muy perjudicadas del templo es la sacristía, donde se nota como ha entrado el agua a chorros. Los fieles temen también por que se puedan ver afectadas las valiosas tallas que se custodian en el interior del templo.
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Esta ermita es refugio de devoción y ha acogido durante décadas el sentir de muchas generaciones de peñarandinos. Dice el historiador Antonio Casaseca que «tiene una importancia especial para la historia de Peñaranda por ser el lugar desde donde partió, el 20 de octubre de 1669, la comitiva que consagró la iglesia de las Madres Carmelitas».
Este templo da nombre a una zona de la ciudad, el barrio de San Luis, cuyos vecinos sienten gran apego a este lugar de culto.
Entre las imágenes que custodia este templo destaca el Santo Cristo de la Agonía de San Luis, un Nazareno y un Jesús de Medinaceli de Olot. También se encuentran los dos ladrones que fueron crucificados con Jesucristo. Dimas que le insultaba y le decía que siendo el rey de los judíos porqué no se salvaba y Gestas, el buen ladrón, que se dirigió a Jesús con humildad y arrepentimiento, según San Lucas. Toda una historia que los peñarandinos quieren mantener.
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