Unamuno vuelve a la Universidad en Béjar

Miguel de Unamuno regresó a la Universidad de Salamanca gracias al busto donado por el profesor ya jubilado y bejarano Manuel Álvarez–Monteserín para que la memoria del escritor y político vasco perviva en este centro universitario.

El descubrimiento de la escultura ha tenido lugar en un acto en el que estuvo acompañado por el director de la Escuela de Ingenieros, Alejandro Reveriego, la directora de la Casa Museo del autor en Salamanca, Ana Chaguaceda, el nieto de Unamuno, Pablo de Unamuno, el alcalde Antonio Cámara, además de concejales, profesores, familiares e invitados.

La donación del busto tiene un doble significado, tal y como expresaron los protagonistas del acto, ya que por un lado busca rendir homenaje a Miguel de Unamuno en la escuela, que no el edificio, que visitó durante once años desde 1900 como rector de la Universidad de Salamanca. Esas visitas crearon un vínculo especial entre el escritor y la ciudad textil y su entorno ya que, a mayores y después de dejar ese cargo a partir de 1914, disfrutaba de largas estancias en la vecina localidad de Candelario en verano. De hecho, Pablo de Unamuno recordó que «en la primera etapa era académico y sus visitas a Béjar eran académicas», aunque después de 1914 «Unamuno era más político» por lo que sus viajes fueron para participar en «los mítines de aquellos años» ya que su interés era «hablar con los obreros».

Por su parte, el director de la Escuela de Ingenieros vinculó la figura de Unamuno a los estudios técnicos de Béjar porque se desplazó hasta la ciudad para la inauguración de varios cursos académicos en los antiguos Institutos Generales y Técnicos en el convento de San Francisco y la Escuela de Artes Industriales de Béjar, desde 1909. Reveriego pidió, además, un deseo: «ojalá desde este centro pudiéramos atraer nuevas industrias a esta ciudad que tanto las necesita».

El segundo significado de la donación es realizar un homenaje a todos los docentes y a los estudios, ya que Miguel de Unamuno mostró un gran interés por la ciudad y los estudios que en ella se impartían, como explicó Reveriego, además de demostrar una gran preocupación por la formación y la cultura de las personas.

En este sentido, el profesor y autor del busto, Manuel Álvarez–Monteserín, quiso también reconocer el importante papel de los docentes ya que, gracias a su esfuerzo y entrega, son artífices de la formación y el desarrollo de la sociedad y recordó el papel de su familia como profesores en la ciudad, así como los recuerdos sobre la presencia de Unamuno en paseos por el paraje de El Castañar.

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