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Martes, 28 de marzo 2023, 15:04
La primera, y hasta ahora única voladura de la mina ‘Margarita’, en la pequeña localidad de Chagarcía Medianero, sorprendió a los vecinos a mediodía de este lunes. Tanto los residentes como el Consistorio y los ganaderos han denunciado que la explosión se produjo “sin aviso”, ... algo que el alcalde, Juan Ignacio Sánchez ratificaba, “no han dicho nada en el Ayuntamiento, para que pudiéramos notificar a los vecinos, que estuviesen avisados y que no se produjeran sustos.”
La única pista de lo que se avecinaba fue la presencia de la Guardia Civil en la localidad: “Cortaron los caminos y nos dimos cuenta de que algo iba a pasar, pero no había aviso de la voladura”, recalcó el regidor.
La solicitud por parte de la empresa titular de la mina a cielo abierto para realizar voladuras se llevó a cabo hace medio año. En concreto, la petición para las voladuras sobre el terreno de la mina se cursó por parte de la empresa a la Junta el 2 de agosto y el día 31 se dio la luz verde a esta solicitud para la explotación de la mina ‘Margarita’.
“Al menos que nos notifiquen lo que van a hacer porque la gente del pueblo no se lo esperaba y desde el Consistorio consideramos que es un tema de seguridad, porque se han cortado los caminos, pero la finca en la que se está actuando tiene acceso por la zona de monte y cualquiera podría haber pasado”, resaltó el primer edil.
Otra de las quejas por la sorpresa de la explosión que sacudió la localidad es la de los ganaderos con cabezas de vacuno en la fincas al lado de la mina. “Mis vacas están a cien metros del camino junto al que ha sido la voladura. Si me hubieran avisado las podría haber llevado más lejos, a un sitio más alejado. También tengo treinta colmenas en la zona y seguro que las abejas se han visto afectadas por la onda expansiva”, destacaba el ganadero.
En el casco urbano del pueblo la peor parte se la llevaron los más mayores, que además del susto puntual se han vuelto a dirigir al Consistorio porque temen que las explosiones afecten al pueblo con las vibraciones que los barrenos generen y que afecten a la estabilidad de las vivienda.
Tal como relata el primer edil de la localidad, “las casas del pueblo están construidas y calzadas sobre un suelo de pizarra y hay miedo a que ese factor afecte a la firmeza de las construcciones”.
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