Ulanska, una joven ucraniana refugiada en Miróbriga: “volveré a mi país”

Hace apenas dos meses Alina Ulanska salía de Ucrania dejando una vida atrás. Su colegio, sus amigos y también su abuela, que se negó a salir del país y se quedó cuidando de su perro. Por delante un futuro incierto en España, a donde llegó en un autobús de la Cruz Roja junto a sus padres y su hermano pequeño de ocho años.

Su primera parada fue Barcelona, donde pasó la primera semana, y luego Ciudad Rodrigo, un lugar del que hasta entonces no sabía nada. “Estoy contenta, pero cuando pienso en mi país siento dolor”, reconocía este miércoles con su todavía escaso español, satisfecha, aunque también un poco nerviosa, después de recoger el primer premio del concurso de vídeos escolares de la Diputación.

A sus quince años Alina quiere aprovechar su tiempo en España para estudiar: “Me gustaría ir a una universidad aquí y ser doctora... ¡o “designer” (diseñadora)!”, reconocía entre risas. Mucho más claro que su futuro profesional tiene la idea de regresar, “algún día”, a Ucrania. “Allí están mis amigos”, aseguraba, aunque en el colegio de las Misioneras de la Providencia-Santa Teresa de Ciudad Rodrigo se haya sentido acogida desde el primer día que llegó.

Su habilidad para los idiomas ha sorprendido a todos, incluida a su profesora, que ayer le pedía que enumerara todos los que domina: “Ruso, ucraniano, inglés... y ahora un poco de español”, respondía con timidez.

Todavía sujetando el ordenador que acababa de recibir de manos de Javier Iglesias, presidente de la Diputación, Alina explicaba que en su ciudad, cerca de Odesa, la situación es todavía “normal”, aunque siente mucha tristeza cuando piensa en el resto. “Hay muchas ciudades que están muy mal”.

A pesar de la preocupación que siente por los suyos y su país, Alina es feliz en su día a día en Ciudad Rodrigo. Por eso disfrutó como una más junto a sus compañeros de 4º de la ESO de la fiesta de graduación de su colegio. “Fue hace dos días y me gustó mucho... fue divertido”, recordaba con una gran sonrisa.

Aunque ha sabido adaptarse con rapidez a su nueva vida no puede, ni tampoco quiere, olvidarse de Ucrania. “Es que quiero a mi país”, aseguraba.

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