Ubalda Fraile Sánchez cumplió ayer 103 años con una 'salud de hierro' y rodeada de familiares y amigos. Nacida en 1920 y natural de Frades de la Sierra, se casó con 23 años y conoció la Guerra Civil con 25. Asimismo, vivió una «terrible» posguerra con «muchas necesidades» en plena crianza de sus hijos. Tras una vida entregada a su labor de ama de casa, asegura que la vida «pasa rápido» y aconseja a la gente joven «vivirla con calma, con el corazón limpio y disfrutando de cada etapa, sin ansiar llegar a la siguiente».
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Con un nieto, un bisnieto y dos hijos, Ubalda ha visto prosperar a tres generaciones de los suyos. Actualmente vive junto a uno de sus hijos: «No tengo que depender de nadie, gracias a Dios. Me levanto y me acuesto todos los días sola. Mi hijo siempre me tiene lista la comida», traslada Ubalda a este periódico instantes antes de rememorar momentos claves de su vida.
Amante incondicional de la lectura y la poesía, se casó a los 23 años y comenzó a crear junto a su marido un hogar feliz. «La clave del amor está en perdonar los errores y aprender a llevarse bien, porque eso es casi lo que más cuesta, moldearse a la otra persona», afirma la centenaria.
De su juventud en Frades de la Sierra recuerda una realidad muy diferente, sin agua corriente, teléfono, electrodomésticos o automóviles: «La vida ha cambiado, pero a niveles exagerados, la tarea de ama de casa es muy dura, pero en esas condiciones lo era aún mucho más. Además, siempre tenías que ir a echar una mano al hombre al campo», recuerda Ubalda.
Mientras viajaba por sus recuerdos, su voz se truncó y comenzó a relatar lo que para ella había sido el peor momento de su vida. «Recuerdo con pavor la Guerra Civil. En el frente murieron niños del pueblo muy jóvenes y sufríamos mucho por cada uno de ellos. La postguerra fue casi peor, había falta de alimentos y mucha necesidad», explica Ubalda.
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A pesar de no tener ningún sueño por cumplir, ya que tener a sus hijos y estar en paz con Dios era todo lo que ansiaba al llegar 'a la cumbre' de la vida, anima a todos los jóvenes a explotar su pasión y su talento. «Hay gente muy buena en España, se pueden hacer muchas cosas si les dan la oportunidad», reconoce.
Ubalda se despide con una metáfora de lo que ha significado para ella 'el camino de la vida' y que ha querido compartir en este periódico: «La vida es muy corta, más de lo que uno cree. La gente joven quiere las cosas como una 'olla a presión', todo rápido, todo deprisa. Hay que pararse y disfrutar del camino».
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