Hace más de 100 años que existía la peluquería de caballeros de Félix Gutiérrez en Peñaranda de Bracamonte en su mismo emplazamiento de la calle el Carmen o antigua carretera de Madrid, aunque era una barbería y el oficio ha cambiado mucho, aunque sus clientes siguen siendo de sexo masculino.
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Félix Gutiérrez García aprendió de su padre Félix Gutiérrez Rodríguez cuando terminó de estudiar. A su vez, su progenitor recibió el testigo de su padre Anastasio Gutiérrez Díaz, cuando contaba con 12 o 13 años. Félix padre cuenta ahora con 85 años de edad y se jubiló a sus 65, legando a su hijo el testigo de un negocio con historia al que se han mantenido fieles tres generaciones.
El abuelo Anastasio Gutiérrez comenzó como aprendiz siendo niño, en el año 1924, en la barbería ya existente que más tarde adquirió. Félix el padre pasó de ser barbero a ser peluquero de varones.
«Los clientes antes eran abonados y unos pagaban por meses y otros por años», cuenta Félix Gutiérrez padre a la vez que muestra un libro de su padre datado en 1951 en el que se pueden leer los nombres de sus clientes. «Se venían a afeitar dos o tres veces por semana», explica.
Aunque el cuidado de la imagen masculina parezca algo actual, lo cierto es que los varones siempre han sido presumidos en atención a las visitas que realizaban a su barbero. «El afeitado era dos o tres veces por semana, un arreglo de cuello cada quince días y un corte de pelo al mes y un corte de pelo al mes», detalla Félix Gutiérrez. «Había quienes se afeitaban un día sí y otro no», añade.
Antes la barbería no cerraba los domingos ni festivos. «El único día que no he trabajado nunca ha sido el 18 de julio porque si trabajábamos nos sancionaban», dice Félix padre.
Aunque ya no recuerdan los precios, en la libreta se pueden leer cantidades de 8, 10, 17, 20 y 25, que Félix el padre piensa que pueden ser las tarifas mensuales, dependiendo si el cliente acudía dos, tres o más veces. «Se pagaba al mes o al año», indica.
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La afeitadora eléctrica propició el cambio. Los clientes dejaron de acudir a afeitarse, desaparecieron los abonados y pasaron a tener una peluquería de caballeros.
En la peluquería de Félix conservan herramientas que ya no se usan, como unos esterilizadores antiguos que tienen de recuerdo, también las antiguas máquinas para rebajar el corte, las navajas de afeitar y otros utensilios.
El corte de pelo a mano es la especialidad de la peluquería de Félix.
Ambos Félix se muestran satisfechos, uno de haberse dedicado y otro de seguir ejerciendo un oficio por el que comparten la pasión. En las paredes de su peluquería se pueden ver muestras de otra gran afición que ya tenía el abuelo Anastasio Gutiérrez y que heredaron Félix padre y Félix hijo. A los tres les ha gustado el mundo del toro y por su peluquería han pasado maestros del toreo. «Antiguamente el día de la corrida pasaban a afeitarse», recuerdan.
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